Julio2016

Por @Wicho — 31 de julio de 2016

Anda haciendo las rondas este vídeo en el que Luke Aikins salta desde una avioneta a 25000 pies –unos 7500 metros– sin paracaídas y sobrevive para contarlo pues consigue aterrizar en una red preparada para ello.

Por mucho que Aikins sea especialista en escenas de acción hay que tenerlos forrados de adamantium y tener ganas de figurar en el cuadro de honor de los Premios Darwin para lanzarse voluntariamente de un avión sin paracaídas.

Pero su ¿gesta? me ha hecho recordar casos de personas que se vieron en situaciones similares sin haberlo buscado y que sobrevivieron casi milagrosamente. Sin pretender ser exhaustivo, ni mucho menos:

  • Vesna Vulović, quien sobrevivió a una caída de 33000 pies (unos 10160 metros) después de que el DC–9 de Jat Airways en el que volaba como azafata explotara a causa de una bomba colocada en él por un grupo terrorista. Caer dentro de los restos del fuselaje fue, probablemente, lo que la salvó.
  • Nicholas Alkemade, que en marzo de 1944 decidió saltar sin paracaídas, que se había quemado ya, para morir por el impacto en lugar de por el incendio del Avro Lancaster en el que volaba como ametrallador de cola. Unos abetos y una gruesa capa de nieve lo salvaron.
  • Alan Magee, quien sobrevivió a una caída de 22000 pies (unos 6700 metros) después de tener que saltar de su B–17 con un paracaídas estropeado. Cayó sobre el techo acristalado de la estación de tren de Saint–Nazaire.
  • Ivan Chisov, quien perdió el conocimiento tras saltar de un Ilyushin Il-4 a unos 7000 metros, y sobrevivió al caer sobre un barranco nevado.

En The Free Fall Research Page hay algunos casos más de este estilo; en Unplanned Freefall? Some Survival Tips hay algunos consejos por si alguna vez te encuentras en esa tesitura.

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Por @Wicho — 31 de julio de 2016

He estado viendo los vídeos de IAC Investiga, una serie de piezas de 10–12 minutos en las que el Instituto de Astrofísica de Canarias explica sus principales líneas de investigación:

Todo explicado muy claramente, con imágenes espectaculares, un vistazo muy interesante a uno de los grandes misterios a los que nos enfrentamos; un gran trabajo de la Unidad de Comunicación y Cultura Científica (UC3) del IAC.

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Por @Wicho — 31 de julio de 2016

En el pequeño pueblo de Hawkins, Georgia, la vida es de lo más tranquila mientras 1983 llega a su fin; es el típico pueblo estadounidense en el que las emociones más fuertes se corresponden con los partidos del equipo del instituto.

Pero una noche Will Byers desaparece sin dejar rastro y aunque el jefe de policía al principio cree que no se trata más que de una travesura si su madre ni sus tres mejores amigos dudan por un momento de que no es el caso.

Así que se lanzan a su búsqueda, cada uno con sus métodos. Pronto descubren que se enfrentan a algo muy siniestro a lo que sólo el amor incondicional que la madre de Will siente por su hijo, la determinación de sus amigos por no abandonarlo, y la ayuda de una extraña niña con poderes paranormales que éstos encuentran durante la búsqueda puede enfrentarse. Quizás.

A lo mejor la ayuda de otros, que por el camino se van convenciendo de que pasa algo muy raro, pueda venirles bien… Claro que una oscura agencia gubernamental parece dispuesta a taparlo todo utilizando los métodos que sean necesarios.

Y hasta aquí puedo escribir sin destripar Stranger Things, una serie de Netflix que por ahora consta de una única temporada de ocho capítulos.

Esas inquietantes luces…
Esas inquietantes luces…

Sí, se puede argumentar que la historia es bastante previsible, y que probablemente se podría haber contado en menos tiempo, así que a veces te encuentras esperando a que las cosas avancen de una vez. Pero si eres capaz de ponerte en el estado de ánimo adecuado verás como hay escenas que, aunque las veas venir y sepas que te van a dar un susto, te ponen los pelos de punta. Eso es algo que a mí no me pasaba desde hace muchos años, en concreto desde que vi Poltergeist por primera vez en el cine.

Además es una serie que cualquiera que haya crecido en los 80 debe ver, ya que está cargada de referencias a clásicos de nuestra infancia y adolescencia como Alien, ET, la ya citada Poltergeist, Los Goonies… Y un montón más que se pueden ver en este vídeo, aunque no debes verlo sin haber visto antes la serie, ya que contiene spoilers.

Así que merece la pena dedicarle esas algo menos de ocho horas que dura; por si te rive de algo, la serie tiene un 8,1 de 10 en Rotten Tomatoes y un 9,2 de 10 en la iMDb.

Las canciones de la cinta que Jonathan le graba a Will están en Spotify, por cierto.

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Por @Wicho — 30 de julio de 2016

Que sí, que nos gustan más los vídeos de patrullas acrobáticas grabados desde dentro de la cabina que un caramelo a un niño…

Pero este mola especialmente porque se aprecia perfectamente como el pasajero hace la maniobra anti g para evitar desmayarse cuando el piloto hace las maniobras más bruscas. Es una maniobra que se parece mucho a cuando vas al baño y tienes que «hacer fuerza» que lo que evita es que la sangre se vaya a la parte inferior del cuerpo, lo que puede llegar a provocar la pérdida de conciencia.

Apretando los dientes (y algo más) con los Blue Angels
Apretando los dientes (y algo más) con los Blue Angels

Los pilotos de los Blue Angels –y los pasajeros que van con ellos– la tienen que hacer porque vuelan sin trajes anti-g.

Pero ni siquiera en sus maniobras más extremas llegan a lo que le hacen a este pobre hombre, al que le meten casi 10 g.

Están a punto de salírsele los ojos, pero nunca pierde la conciencia. Profesional, muy profesional.

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