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@Wicho — 30 de noviembre de 2016
Aproximadamente a las 22:00 hora local del 28 de noviembre de 2016, las 4:00 del día 29 hora peninsular española, el Avro RJ85 que llevaba a cabo el vuelo LaMia 2933 se estrellaba a unos 33 kilómetros al sur del aeropuerto de Medellín, su destino final. A bordo iba el Chapecoense, un equipo brasileño de fútbol, acompañado de 21 periodistas, junto con algunos pasajeros más.
El avión resultó destruido en el impacto y aunque en un primer momento hubo siete supervivientes uno de ellos falleció poco después de legar al hospital, lo que supone un total de 71 muertos de los 77 ocupantes.
Es pronto para saber qué sucedió, y como siempre en estos casos habrá que esperar al análisis de los datos de las cajas negras, ya recuperadas, para tener la certeza absoluta de las causas del accidente.
Pero según las declaraciones de un piloto que estaba en la zona en otro avión todo parece indicar que se quedaron sin combustible. Tanto ellos como el LaMia 2933 se encontraban haciendo esperas porque un tercer avión había declarado emergencia por culpa de una fuga de combustible, por lo que se le dio prioridad para aterrizar. Mientras se resolvía el problema con éste avión, que aterrizó sin problemas, la tripulación del vuelo accidentado solicitó prioridad para la aproximación al aeropuerto por problemas de combustible, aunque en primera instancia no declararon emergencia.
Aún sin autorización de la controladora comenzaron la aproximación, declarando entonces emergencia y solicitando direcciones para proceder directamente a la pista en uso al tiempo que anunciaban que estaban sin electricidad, aunque nunca llegaron a su destino.
Si a esto le añadimos las declaraciones de uno de los supervivientes, que dice que en efecto el avión se quedó a oscuras antes del accidente, y que el avión no se incendió tras estrellarse todo parece indicar que se quedaron sin combustible.
El avión siniestrado en Vigo en septiembre de 2015 - Álvaro Fernández García
En condiciones normales el RJ85 obtiene la electricidad de sendos generadores situados en los dos motores exteriores, que por supuesto tienen que estar funcionando para que los generadores funcionen. También puede obtener electricidad de un generador conectado al sistema hidráulico, pero para esto el motor interior derecho tiene que estar funcionando. Y aunque dispone de una unidad de potencia auxiliar, que también necesita combustible para funcionar, no tiene turbina de aire de impacto, una especie de generador eólico de emergencia.
Aún así dispone de una batería capaz de proporcionar electricidad a los instrumentos básicos; por eso no es extraño que la cabina de pasajeros se quedara a oscuras.
Con estos datos el accidente del LaMia 2933 se parece mucho al vuelo 52 de Avianca, que también se quedó sin combustible mientras hacía esperas para aterrizar en Nueva York…
Pero insisto: hay que esperar a que termine la investigación. Un accidente aéreo raramente tiene una única causa; por lo general está provocado por una cadena de errores.