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@Wicho — 31 de enero de 2018
En un futuro remoto en um universo alternativo al nuestro el Ekumen, una especie de federación de mundos habitados por seres humanos, está restableciendo el contacto entre estos mundos después de milenios de aislamiento.
Genly Ai, nacido en la Tierra, es enviado por el Ekumen a Gueden, más conocido como Invierno por estar atravesando una glaciación, para establecer ese contacto y ofrecer a sus habitantes que se unan al resto de los mundos humanos.
Pero Genly se encontrará con que tiene un serio problema para entender el concepto de shifgrethor, el conjunto de normas sociales y de cortesía que gobierna la forma de comunicarse y de hacer las cosas de los habitantes de invierno, con lo que a menudo interpreta completamente al revés lo que quieren decirle quienes quieren ayudarle.
Complica más las cosas que los habitantes de Gueden son hermafroditas y que durante 24 de los 26 días del mes lunar son andróginos pero los otros dos días pueden pasar a ser tanto machos como hembras. Esto, más que ninguna otra cosa, ha creado una sociedad en la que la sexualidad no juega un papel dominante y en la que cualquiera puede ser padre y madre, lo que hace que la crianza de los hijos sea un asunto totalmente diferente al de las sociedades «normales». De hecho para los guedenianos las cosas que cuenta Genly acerca de la sexualidad de los habitantes de otros planetas les parecen poco menos que perversiones. También ha hecho que conceptos como nacionalismo –eso cuenta Genly en sus memorias– no tengan cabida en la mentalidad de los guedenianos y que por eso mismo nunca se ha tenido que enfrentar a guerras.
Y por mucho entrenamiento que haya recibido Genly, él no deja de ser un hombre, con lo que tendrá que hacer todo un viaje mental –aparte de uno físico– con el que es su único aliado en el planeta, aunque a él le cueste meses darse cuenta de que es así, para empezar a entender la sociedad guedeniana y así poder intentar llevar a cabo con éxito su misión.
Estaba terminando de leer esta novela –sí, ya sé, voy con años de retraso– cuando murió su autora, y de todas las cosas que vi pasar acerca de ella estos días la que más me pareció que acierta con lo que es esta novela –y por lo que he podido leer buena parte del resto de su trabajo– es que Ursula K. Le Guin nos enseñó que la ciencia en la ciencia ficción también puede ser ciencia social y que, sin eso ninguna ciencia ficción está completa.
Por lo que he podido ver el libro está descatalogado en español, así que enlazo con la versión en inglés. Pero si el inglés no es lo tuyo merece la pena que intentes hacerte con un ejemplar en español; es de esos libros que hacen pensar en qué supone ser humano y en por qué somos como somos y lo que somos.