Este vídeo de Business Insider muestra algunas frutas y vegetales en estado salvaje, antes de que empezáramos a adaptarlos a nuestros gustos y necesidades mediante crianza selectiva o cruces, lo que no deja de ser una forma basta de manipulación genética. Luego aprendimos a hacerlo con métodos más modernos como por ejemplo utilizar productos químicos o irradiar las semillas para modificar su ADN, lo que no es en realidad mucho menos basto.

Pero hoy en día, que disponemos una técnica mucho más precisa como CRISPR/Cas9, parece que en la Unión Europea vamos a ponerle trabas a su uso ya que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea acaba de sentenciar que que los organismos modificados genéticamente con CRISPR-Cas se deben regular como si fueran transgénicos. Una decisión que desde el punto de vista científico no tiene ningún fundamento.

Como decía Lluis Montoliú:

Ese miedo atávico a lo que ignoramos, sin justificación científica, ese temor a la innovación que vemos hoy en día ante la edición genética y lleva al principio de precaución también apareció cuando se desarrollaron las técnicas de trasplantes de órganos o la fecundación in vitro

Más sobre alimentos y su seguridad en ¿Qué es comer sano?: Las dudas, mitos y engaños más extendidos sobre la alimentación de José Miguel Mulet.

(El vídeo vía Boing Boing).

En la zona sur de Estocolmo existe una plaza conocida como Telefonplan en la que durante mucho tiempo tuvo sus instalaciones Ericsson. Hoy en día la empresa ha cambiado de ubicación pero la plaza sigue siendo conocida por una torre de diez pisos y 72 metros de altura que presenta la peculiaridad de que se puede cambiar su iluminación exterior.

La instalación, conocida como Colour by Numbers, es una colaboración entre el arquitecto Milo Lavén, el artista Erik Krikortz y el diseñador de interactivos Loove Broms.

Pero a diferencia de edificios como el Empire State o monumentos como la torre Eiffel en los que el color lo escogen los dueños la torre de Telefonplan tiene un sistema que permite escoger el color de cada uno de sus diez pisos a cualquiera que tenga acceso a una línea de teléfono, aunque con la aplicación para teléfonos inteligentes (Android, iOS) la cosa mola más porque ves en tiempo real lo que estás haciendo.

El sistema se activa en cuanto anochece en Estocolmo y te permite jugar con él durante cinco minutos hasta que te echa para dejar turno a la siguiente persona que quiera toquetearlo. Luego tienes un periodo de carencia para que no abuses, pero mas allá de eso nada te impide volver a intentarlo. El juego de luces se ve desde un montón de lugares de la ciudad en un radio de unos 10 kilómetros de la plaza.

Y si no estás en Estocolmo una webcam permite ver en directo la torre en cada momento.

A finales de junio Boeing hizo una prueba del sistema de escape de su futura cápsula tripulada y aunque los motores funcionaron como estaba previsto al apagarlos hubo una fuga de combustible.

No está claro si el problema está en los procedimientos –podría ser algo tan sencillo como cambiar el orden en el que se abren y cierran algunas válvulas, por ejemplo– o si el problema es de diseño, lo que tendría consecuencias más graves, ya que obligaría a hacer cambios en el sistema de escape. Boeing por lo visto cree que se trata de lo primero, aunque tendrá que convencer a la NASA de ello. Aunque también cabe la posibilidad de que el origen del problema sea una mezcla de ambas posibilidades.

Este problema podría no tener consecuencias de cara al lanzamiento de una Starliner no tripulada rumbo a la Estación Espacial Internacional, algo que podría ocurrir antes de finales de 2018. Pero desde luego hasta que todo esté claro es imposible que la agencia pueda autorizar una misión tripulada de esta cápsula.

Mientras, la primera Crew Dragon lleva ya unas semanas en Cabo Cañaveral realizando pruebas de integración eon el Falcon 9 que ha de lanzarla.

Por cierto que la NASA ha anunciado que el próximo 3 de agosto a las 17:00, hora peninsular española, hará público quienes irán a bordo de las primeras misiones tripuladas de la Crew Dragon y de la Starliner.

Profes, id tomando nota, que la Agencia Espacial Europea propone Los detectives climáticos como proyecto escolar para alumnos de entre 8 y 15 años en este curso que empieza:

Comenzará a principios de octubre de 2018 y se desarrollará a lo largo de todo el curso académico. El reto es «cambiar el presente»: identificar un problema climático mediante la observación del entorno y ejercer como detectives climáticos para investigarlo con la ayuda de imágenes por satélites o mediciones en tierra. A partir de los resultados, los equipos propondrán formas de monitorizar el problema o de concienciar sobre él. Los alumnos aprenderán sobre el sistema complejo y cambiante que es el clima terrestre y sobre la importancia de respetar nuestro entorno.

Está abierto a equipos de alumnos de entre 8 y 15 años de cualquier estado miembro o estado asociado de la ESA. Los equipos deben estar dirigidos por un profesor y estar formados por un mínimo de 6 alumnos y una clase entera como máximo.