Marzo2020

Por @Alvy — 31 de marzo de 2020

Las Game Boy de Nintendo (1989) tenían un peculiar sistema de protección para que sólo se pudieran utilizar en ellas cartuchos debidamente licenciados por la compañía. Aun así los desarrolladores independientes investigaron sus entresijos y descubrieron cómo hackear el ingenioso sistema «medio técnico, medio legal» que servía de protección. En este vídeo de StackSmashing se explica en diez minutos esa fascinante aventura de ingeniería inversa y hacking que a día de hoy no pretende violar leyes sino simplemente satisfacer el ansia de conocimiento de los más geeks.

Tal y como explican, la protección de las Game Boy estaba en el arranque de los cartuchos; más concretamente en el logotipo. La consola comprobaba que el cartucho contuviera el logotipo de Nintendo: se mostraba deslizándose durante la carga del contenido y luego se comparaba con el mismo logo que también estaba almacenado en la consola. Si eran iguales, arrancaba; si no, se quedaba bloqueado. De este modo si alguien creaba un nuevo juego debería usar el mismísimo «logo Nintendo™», lo cual supondría una violación de una marca registradas, lo que era en sí parte de la protección porque facilitaba perseguirlo legalmente.

Game Boy Development Wiki

El hack consiste en utilizar un cartucho fabricado con una FGPA, un chip programable que no es una simple ROM estática. De este modo se puede mostrar un logo distinto en la pantalla y cuando se realiza el chequeo del logo auténtico (que se resume en 44 bytes) «entregarlo» discretamente para pasar la prueba, algo que es totalmente invisible. Se puede encontrar mucha información sobre esto en el Game Boy Development Wiki.

En las explicaciones hay una descripción completa de lo que hace cada pin de los cartuchos: lectura, escritura, direcciones, datos, reloj… Para la Game Boy existían diversos tipos de cartuchos, pero el truco de la FPGA se puede usar para simular cualquiera de ellos. Al final del vídeo se ve una placa ya diseñada que sirve tanto para poner ROM como para conectar otros circuitos y hacer más cosas interesantes.

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Por @Alvy — 30 de marzo de 2020

Los Crononautas Podcast - Temporada 3Ayer estuvimos grabando un episodio de Los Crononautas, versión confinamiento: cada cual en su casa y la videoconferencia Zoom en la de todos, para reírnos un poco y vernos los caretos. Ya está en la red en formato podcast como segundo episodio de la tercera temporada, a través de iVoox y también como descarga directa.

Mi sección en este episodio trataba de los problemas que tienen los astrónomos con los satélites Starlink de SpaceX, básicamente que producen una «contaminación lumínica» tremenda cuando se realizan observaciones astronómicas. De momento se han lanzado unos 360 –en cómodas tandas de 60– y son especialmente visibles al amanecer y al atardecer tras haber sido «soltados» cuando están todos juntos, en lo que se conoce como el «trenecito de satélites Starlink». Luego se separan y suben a órbitas más altas (de unos 300 km a 550 km, e incluso hasta 1.150 km), pero por desgracia eso no los hace invisibles.

Imagen: National Optical-Infrared Astronomy Research Laboratory / NSF / AURA / CTIO / DELVE
Imagen: National Optical-Infrared Astronomy Research Laboratory / NSF / AURA / CTIO / DELVE

Los astrónomos realizan sus observaciones mirando al cielo nocturno, pero si tienen mala suerte y algún satélite pasa justo por ahí en ese momento… ¡Adiós foto! Como se mueven a gran velocidad ya se sabe que aparecen por un lado y cruzan el firmamento en unos pocos minutos, pero es suficiente para estropear las imágenes, que aparecen con las rayas de las órbitas que describen. Algunos astrónomos se han «rebelado» y protestan por cómo afecta esta contaminación lumínica a la imagen del cielo nocturno; a veces son incluso visibles a simple vista o con binoculares.

Haciendo cálculos y un delicado tratamiento de las imágenes se pueden eliminar esos efectos (los momentos en los que pasan por delante de los sensores ópticos), pero es un proceso lento y engorroso. Una de las ideas que se manejan es pintarlos con un color negro especial que no refleje tanto la luz solar, pero poco se ha avanzado en ese aspecto todavía.

El plan de SpaceX es tener en funcionamiento 12.000 satélites en unos años y ya ha pedido permiso para llegar a unos 40.000, a los que habría que añadir los de Amazon y otras empresas. Una cantidad que aunque no supusiera un problema de «embotellamiento» orbital sí que podría estropear todavía más las observaciones. A un lado de la balanza tendremos mejores comunicaciones y cobertura planetaria, al otro problemas al observar el firmamento. A ver cómo se puede solucionar.

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Por @Alvy — 30 de marzo de 2020

Biblioteca del Internet Archive

En la Biblioteca para préstamo de libros de The Internet Archive hay una gigantesca colección de libros escaneados que se pueden tomar prestados como si fuera una biblioteca física. En total hay 1.415.418 libros a día de hoy. Sí: 1,4 millones de volúmenes clasificados por años, temas, títulos, autores y otros metadatos. Y accesibles con la palabra mágica: gratis.

Se puede encontrar un poco de todo, especialmente en inglés: hay libros de texto y técnicos pero también libros de ficción, poesía y narrativa de todo tipo – como en una biblioteca normal y corriente. Al parecer proceden de originales físicos de donaciones de bibliotecas que ya no los necesitaban o de donaciones de particulares. Ha llevado años escanearlos y preservarlos para el futuro.

La forma de leerlos es descargarse Acrobat Digital Editions y después bajarse cualquiera de los libros que se quieren examinar; se puede elegir la versión en calidad normal o alta. Se pueden leer en el navegador web, pero con Digital Editions (requiere registro con una cuenta Adobe) es más cómodo porque además funciona en varios dispositivos personales a la vez: tableta, móvil, etcétera.

La descarga/préstamo permite leer los libros durante dos semanas, momento en el que los ejemplares digitales –que vienen cifrados– se autodestruyen/devuelven cual lágrimas en la lluvia. Y supongo que luego se pueden pedir otra vez, aunque no lo he comprobado.

Lo curioso de esta colección es que muchos de los libros tienen su copyright normal y corriente pero se pueden tomar prestados unos días como en una biblioteca cualquiera. El área legal en el que se mueve todo esto dicen en Ars Technica que es donde lo vi que «es un poco gris» pues los libros físicos existen y alguien los compró en su día y prestarse se prestan (y también devuelven/desparecen), lo cual podría estar por encima de otras consideraciones al ser la puesta a disposición del público la misión de las bibliotecas y archivos de este tipo. Naturalmente esto variará de país a país.

The Handbook of Highway Engineering

Yo para probarlo he cogido prestado The Handbook of Highway Engineering, de T.F. Fwa, que se menciona en la novela Microsiervos, y que con 896 páginas es un poco inabarcable y técnico; el típico libro no para comprarlo sino para tomarlo prestado u hojearlo en la biblioteca porque es suficientemente interesante como para cotillearlo un rato.

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Por @Wicho — 29 de marzo de 2020

Sala de control del ESOC
Sala de control del ESOC

Con el objetivo de proteger mejor del coronavirus a las personas que trabajan en el Centro de Control de Operaciones Espaciales (ESOC) de Darmstadt la Agencia Espacial Europea (ESA) ha tomado la decisión de poner en modo seguro cuatro de sus misiones espaciales tras confirmarse allí un positivo de COVID-19.

Las «agraciadas» son Cluster, Mars Express, Trace Gas Orbiter y el recientemente lanzado Solar Orbiter.

En modo seguro –algo similar a poner en reposo un ordenador– se desconectan todos los instrumentos científicos de las sondas y sólo quedan en funcionamiento los sistemas mínimos necesarios para mantener las comunicaciones con el control de la misión y para la orientación y mantenimiento de los sistemas de a bordo.

Ese modo es en el que se ponen las sondas automáticamente cuando sus sistemas de control detectan un fallo que necesita la intervención desde el control de la misión. También se usa cuando van a estar durante un periodo más o menos largo de tiempo sin poder comunicarse con tierra como por ejemplo cuándo Marte está al otro lado del Sol.

Una excepción a la puesta en modo seguro es BepiColombo. Lanzada el 20 de octubre de 2018 hacia Mercurio el próximo 10 de abril usará la gravedad de la Tierra para una maniobra de corrección de trayectoria, así que es necesario asegurarse de que todo se desarrolla correctamente.

No se sabe hasta cuándo estarán así estas misiones; será algo que la ESA irá evaluando sobre la marcha. Las misiones que siguen en activo son aquellas que se pueden gestionar en remoto y con una sola persona de guardia en la sala de control del ESOC.

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