Octubre2020

Por @Wicho — 31 de octubre de 2020

Despegue de la Soyuz TM31 – NASA
Despegue de la Soyuz TM31 – NASA

El 31 de octubre de 2000 a las 7:51 UTC fue la última vez en la que todos los seres humanos estuvimos en la Tierra. A las 7:52 la cápsula tripulada Soyuz TM-31 despegaba del Cosmódromo de Baikonur con Yuri Gidzenko y Sergei Krikalev de Roscosmos y William Shepherd de la NASA a bordo. Desde entonces siempre ha habido al menos dos personas en órbita; el máximo ha sido de trece.

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Por @Wicho — 31 de octubre de 2020

Los dos primeros aviones en aterrizar en el nuevo aeropuerto de Berlín – Berlín Airport/Thomas Trutschel/Photothek
Los dos primeros aviones en aterrizar en el nuevo aeropuerto de Berlín – Berlín Airport/Thomas Trutschel/Photothek

Con nueve años de retraso sobre la fecha inicialmente prevista y con un presupuesto tres veces superior al original hoy por fin ha sido inaugurado el Aeropuerto de Berlín-Brandeburgo Willy Brandt (BER). Sendos vuelos especiales de easyJet y Lufthansa fueron los primeros en aterrizar en el nuevo aeropuerto alrededor de las 14 horas. Lo hicieron en paralelo usando ambas pistas. El tráfico aéreo regular comenzará por la tarde.

La idea es que se convierta en el único aeropuerto de la ciudad. Y es que debido al reparto del país tras la Segunda Guerra Mundial en la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI la ciudad llegó a contar con hasta tres aeropuertos operativos: Berlin-Shönefeld, Berlín-Tegel y Berlín-Tempelhof. Esto era más bien poco práctico y además los tres se estaban quedado claramente pequeños.

Así que en 1990, justo un año después de la reunificación, surgió la idea fue sustituirlos por uno más grande y moderno –Schönefeld era de 1934, Tegel de 1948 y Tempelhof de 1923– que pudiera absorber el tráfico de los tres y disponer de la suficiente capacidad de ampliación de cara al futuro.

La construcción del nuevo aeropuerto propiamente dicha comenzó en 2006 con el objetivo de inaugurarlo el 30 de octubre de 2011. Pero problemas financieros y técnicos de todo tipo salpicados con algo de corrupción hicieron que la fecha de la inauguración se fuera retrasando una y otra vez hasta acumular los nueve años de retraso que alcanza justo hoy. Y, como decíamos arriba, una inversión que ha llegado casi a los 6.000 millones de euros, triplicado tres veces el presupuesto inicial.

Vista aérea del nuevo aeropuerto
Vista aérea del nuevo aeropuerto

Por el camino Tempelhof fue cerrado en 2008. Y Tegel cerrará el próximo 8 de noviembre. Las personas que sufrimos de aerotrastorno lo echaremos mucho de menos porque aunque no tenía un tráfico muy variado su terraza de observación era estupenda.

Se salva, en cierta medida, Schönefeld, que desde el 25 de octubre es la Terminal 5 del nuevo aeropuerto. Su pista también se incorpora, tras haber sido revisada y alargada, al nuevo aeropuerto, para el que se ha construido además una pista nueva.

Interior de la T1 de BER
Interior de la T1 de BER

Las dos pistas y las tres terminales (T1, T2 y T5) le dan a BER una capacidad de unos 27 millones de pasajeros al año. Hasta no hace mucho había un cierto temor de que con el retraso acumulado pudiera quedarse ya pequeño según se inaugurara y se diseñaron planes de ampliación para llevarlo hasta 45 o 50 millones de pasajeros al año con la construcción de nuevas terminales. Pero lo cierto es que con la pandemia de covid 19 incluso los 27 millones de pasajeros se les van a quedar grandes por una buena temporada.

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Por @Alvy — 31 de octubre de 2020

I Hate Coordinate Systems!

Bajo el claro e inequívoco título de IHateCoordinateSystems.com (Odio los sistemas de coordenadas) Dan Mahr da una larga lista de razones técnicas que hacen que las cosas puedan ir mal –y vayan mal– al utilizar sistemas de coordenadas geográficas para trabajar con todo tipo de de datos.

Me recordó mucho a la locura de programar en la práctica cualquier proyecto relevante donde sea importante tener en cuenta las fechas, horas y zonas horarias, que da lugar no sólo a bugs sino a situaciones estrambóticas… Y de donde han surgido joyas como la flipante lista de Falsedades que los programadores creen acerca del tiempo, altamente técnico pero también aclaratorio.

Entre otras cosas Mahr hablan de sitios como la Isla Null, que está en las coordenadas 0°N 0°E y es a donde acaban todas las ubicaciones carentes de datos o mal importadas; en 0,0: allá en mitad de ninguna parte en el Golfo de Guinea. También menciona los problemas que hay para convertir diferentes sistemas de referencia de coordenadas –que no son iguales en todas partes del mundo– e incluso los problemas pasa pasar de metros a pies convenientemente, todo un clásico.

I Hate Coordinate Systems!

Esto que parece fácil de manejar a veces produce extraños efectos como que un callejero aparezca perfectamente trazado pero desplazado decenas de metros sobre la realidad o que haya que tener máximo cuidado al trabajar con sistemas «universales» como el WGS84 GCS y el PZ-90 (de la red de satélites del sistema Glonass) que tienen décadas de antigüedad. Si te encantan las siglas y acrónimos, convenciones, referencias y conjuntos de datos, disfrutaras con todos esos detalles: NAD27, NAD83, GDA94m, BeiDou… Hay decenas de ellas.

También hay detalles sobre los problemas de las proyecciones, que a veces modifican los tamaños de las medidas y las posiciones de los puntos claves; son fórmulas no precisamente triviales. Como guinda está el problema de las altitudes: dado que se suele utilizar como referencia para la Tierra un geoide al nivel del mar, en nuestro planeta-patata todo mapa está en cierto modo un tanto «idealizado», de modo que hay que añadirle siempre el dato del eje Z para obtener datos más aproximados a la realidad.

Si esto te parece poco importante recuérdalo la próxima vez que vayas en coche mirando el GPS y pienses que en unos años el vehículo estará conduciendo solo utilizando todos estos sistemas de coordenadas… entre otras medidas de seguridad, por suerte.

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Por @Alvy — 30 de octubre de 2020

The Pandemic App Ecosystem: Investigating 493 Covid-Related iOS Apps across 98 Countries | by Jonathan Albright

Esta tabla de datos interactivos que se pueden filtrar, ordenar y comparar procede de un meticuloso trabajo de Jonathan Albright titulado The Pandemic App Ecosystem: Investigating 493 Covid-Related iOS Apps across 98. Y aunque se refiere únicamente a apps para iOS su metodología podría aplicarse igualmente para Android y las conclusiones probablemente serían las mismas.

Examinando estos cientos de apps, Albright las clasificó por grupos tales como las de uso primario (monitorización de síntomas, investigación, detección de positivos), secundario (sistema de alertas, etc.) tipos de entidades (entidades responsables de salud, hospitales, universidades) uso de la API de Google (Exposure Notificacion), desarrolladores, países y otros. También anotó meticulosamente qué SDK (kit de desarrollo) utilizaba cada una, los permisos y demás. La tabla se puede filtrar y ordenar como a cada cual le parezca.

Entre las conclusiones están cosas que ya sabíamos, como que básicamente hay dos tipos: las que mediante una autoevaluación da consejos e informan sobre síntomas y qué hacer si se sospecha de una infección –estilo CoronaMadrid– y las que sirven como sistema de alertas de contactos –estilo RadarCovid– de las que sólo hay una por país.

Pero mucho más interesante resulta el resumen de sus conclusiones:

La pandemia de 2020 parece haber devuelto el equilibrio de poder a las instituciones centralizadas, no a los gobiernos, sino a dos empresas tecnológicas multinacionales estadounidenses (…) Al menos 98 países han recurrido a plataformas comerciales para obtener información crítica en tiempo real sobre el estado de salud de sus ciudadanos. Pero sólo pueden hacerlo gracias a que esas empresas han construido previamente el ecosistema, la infraestructura, el mercado y, por supuesto, permiten y aprueban sus apps.

El flujo de información entre los ciudadanos a las instituciones y autoridades centralizadas se produce ahora exclusivamente a través de las infraestructuras construidas por dos conglomerados tecnológicos multinacionales estadounidenses. Así es: dos empresas (…) La Covid-19 marca un cambio global en la forma en que las autoridades locales, regionales y nacionales distribuyen y recogen datos sobre sus ciudadanos durante las crisis a gran escala. Y no tenemos ni idea de cuándo se modificarán las políticas –y lo harán– para facilitar otros usos.

Creo que estas últimas palabras son precisamente lo más interesante del artículo: darse cuenta de que ahora mismo toda esa información es crítica para todos los habitantes del planeta y que existe una forma de gestionarla eficientemente gracias al trabajo que se ha hecho desde hace décadas. Eso sí: a día de hoy todo eso depende de dos empresas estadounidenses, que básicamente son las más grandes del mundo. No está del todo claro cómo afectará todo esto en el futuro en el caso de futuras pandemias como en otras circunstancias, entre las que podemos imaginar más catástrofes naturales de todo tipo o conflictos internacionales, pero al menos nos está quedando una estupenda lección de la que aprender.

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