Enero2022

Por @Alvy — 31 de enero de 2022

No conocía el trabajo de Craig Beals, pero parece de lo más interesante. Es ciencia divertida, en forma de experimentos, vídeos y todo tipo de actividades propias de «científico loco». En este antiguo vídeo, por ejemplo, puede verse cómo es la construcción de una cúpula y un proyector de planetario de cartón de tres metros de altura, donde puedes meter niños dentro y disfrutar un rato de imágenes interesantes haciendo de la clase de ciencias algo diferente, incluyendo la construcción de la estructura como «trabajo de ingeniería». Me parece una interesante combinación de matemáticas + ingeniería + tecnología + ciencia.

Cardboard Planetarium

El material necesario para la construcción es bastante sencillo aunque hay que planificarse bien y ajustar el presupuesto; está todo en la lista de la compra del artículo que lo explica e incluye un palet de cartón coarrugado en rectángulos de 120 × 240 cm, unas 100 planchas de cartón blanco de 100 × 120 cm, cúter, reglas, pasadores grandes de plástico para unir los cartones, una taladradora y una banqueta en donde poner en proyector. También se necesita un espejo esférico de media cúpula, que aunque parezca lo más raro en realidad no lo es tanto porque es como los espejos de seguridad que colocan en las tiendas para tener una visión panorámica.

En el vídeo se explican algunas ideas y trucos generales porque en este tipo de construcciones caseras luego las cosas nunca salen como se pretende y hay que improvisar; entre ellas están las formas de asegurar el borde inferior para que tenga más estabilidad, cómo colocar los pasadores y cómo construir la banqueta para el proyector.

Luego basta encontrar el material para proyectar, que bien pueden ser vídeos como los de ePlanetarium, proyecciones en vivo con el ordenador y Stellarium (que también se pueden pregrabar) u otras de otro estilo, porque al fin y al cabo la cúpula acaba convirtiéndose casi en una especie de mini-pantalla IMAX (¿MIMAX?) donde lo divertido es cómo se hace y no tanto lo que se proyecta.

(Vía TheKidShouldSeeThis.)

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Por @Wicho — 31 de enero de 2022

Si el pasado 1 de enero China nos sorprendía con un par de selfies del orbitador de la misión Tianwen–1 tomados en órbita alrededor de Marte ahora acaba de hacer lo propio con un vídeo para celebrar el año nuevo chino. Ese momentazo en el que Marte aparece en el encuadre es espectacular. Entre otras cosas porque estamos hablando de imágenes reales; si no me equivoco es la primera vez que vemos Marte en vídeo desde un orbitador.

Pero si las fotos fueron tomadas por un pequeño módulo eyectable que se perdió en el espacio tras hacer su trabajo, el vídeo está grabado por una cámara que, por todo lo que sabemos, aún sigue acoplada al orbitador, así que no es de descartar que en el futuro veamos más vídeos. Está fijada al extremo de un «paloselfie» fabricado en un material con memoria de forma que al ser calentado recuperó sus 1,6 metros de longitud, lo que permite al equipo de la misión usar la cámara para monitorizar el estado del orbitador.

El «paloselfie» aún plegado – CASC
El «paloselfie» aún plegado con la cámara en su extremo – CASC

A 31 de enero de 2022, Tianwen-1 lleva 557 días en órbita alrededor de Marte, mientras que el rover Zhurong lleva 255 días en servicio sobre la superficie de Marte durante los que ha recorrido un total de 1.524 metros. En total la misión ha enviado a Tierra unos 600 GB de datos científicos y todos los instrumentos de a bordo están en buen estado y funcionan con normalidad.

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Por @Wicho — 31 de enero de 2022

Portada de one Word Kill por Mark LawrenceOne Word Kill (Impossible Times Book 1) por Mark Lawrence. 47North (1 de mayo de 2019). 207 páginas. Inglés.

Nada más empezar la historia a Nick Hayes, un genio de las matemáticas a quien apenas le faltan unas semanas para cumplir los 16 años, le comunican que tiene leucemia. Pero al poco de empezar con la quimioterapia se encuentra con alguien que le asegura que se curará. Siempre que sea capaz de continuar con el trabajo de su padre, un famoso matemático, y terminar de formular la teoría que permitirá los viajes en el tiempo. Como extra bonus podrá hacer que el amor de su vida, que 25 años en el futuro sufre un accidente que le provoca daños en el cerebro que provocan la pérdida de todas sus memorias, pueda recuperarse.

Nick contará además con la ayuda de su cuadrilla de Dragones y mazmorras (D&D): Elton, John, Simon, y la recién llegada Mia, quienes lo apoyarán en sus planes una vez que les presente pruebas irrefutables de que el viaje en el tiempo es (será) posible.

Pero por supuesto tendrá que enfrentarse a quienes tienen sus propios intereses en que se desarrolle el viaje en el tiempo bajo sus condiciones. Y al universo, al que no le gusta que la peña ande viajando en el tiempo y creando paradojas.

La novela es autoconcluyente pero en realidad hay que leerse también Limited Whish y Dispel Illusion, que forman la trilogía Impossible Times, para conocer el arco (o arcos) completos de la historia de Nick y sus amigos.

Así que sí, viajes en el tiempo y múltiples líneas temporales salpicados con una buena dosis de Dragones y mazmorras, con unos personajes un tanto planos –y no del todo distintos a los arquetipos que te puedes encontrar en una partida de D&D– y un salpimentado de filosofía acerca de cómo al universo le importamos un pito mientras que a nosotros quien nos importa es quien tenemos cerca y no en el otro lado del planeta y no digamos ya en un universo paralelo. Lo de los saltos temporales a menudo acaba mal en lo que a mantener la coherencia de la historia se refiere. Pero en este caso el autor consigue mantener una consistencia razonable, aunque nunca termina de explicar por completo por qué la línea temporal de Nick (del Nick que protagoniza las novelas) es especial. Aunque tampoco importa, porque aunque no sepa la causa última de lo que está sucediendo, Nick sabe quién le importa.

No recuerdo muy bien cómo llegue a esta trilogía –puede que, milagrosamente, a través de una recomendación de Amazon– pero lo cierto es que aunque no son las novelas de mi vida y su profundidad es similar a la de una charca intermareal me engancharon y me hicieron pasar un buen rato. Y tampoco le puedes pedir mucho más a una novela. O tres. Que además no cuestan mucho y, rompiendo con la tendencia actual, lo que es de agradecer, son cortas y te las lees en un plis plas.

_____
Los enlaces a Amazon llevan nuestro código de asociado, así que si compras alguno de estos libros a través de ellos es posible que cobremos algo en forma de comisión. Aunque dado lo complejo de las condiciones no tenemos claro si en esta línea temporal o en otra. Nick lo tuvo más fácil para desarrollar la teoría de los viajes en el tiempo.

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Por @Wicho — 31 de enero de 2022

Como ya hemos comentado en varias ocasiones el telescopio espacial James Webb va a pasarse su vida útil en órbita alrededor del punto de Lagrange L2 del sistema Sol – Tierra y apuntando siempre en dirección contraria al Sol con la parte en la que está montado el telescopio propiamente dicho. Pero no por ello tendrá problema para observar todo el cielo. De hecho puede ver el 39% del cielo en un día cualquiera y puede ver el 100% del cielo en 6 meses.

Esto es debido, por una parte, a que se mueve con la tierra alrededor del sol. Y por otra a que no siempre mira hacia el mismo punto. En su posición «de reposo» el Webb apunta hacia arriba respecto al plano de la eclíptica. Pero puede hacer movimientos de cabeceo de 5º en dirección al Sol y de 45º en dirección contraria (a la izquierda en la ilustración siguiente); movimientos de alabeo (sobre su eje longitudinal) de 5º en las dos direcciones (en el centro de la ilustración); y puede hacer movimientos de guiñada (rotar sobre su eje vertical) de 360º (a la derecha).

Movimientos de cabeceo, alabeo y guiñada del Webb – NASA
Movimientos de cabeceo, alabeo y guiñada del Webb – NASA

Como decía antes, combinando los tres movimientos el Webb puede observar el 39% del cielo visible en un día determinado. Es esa banda que se ve en claro en la ilustración y que rodea la posición del Webb. Con el desplazamiento del telescopio alrededor del Sol las bandas de visibilidad se van solapando hasta que cubren todo el cielo visible; se ve bien en el vídeo de arriba:

Porción del cielo que puede ver el Webb en un día determinado – NASA
Porción del cielo que puede ver el Webb en un día determinado – NASA

Eso sí, para no complicar más el diseño del telescopio en vez de mover sólo la parte óptica se gira todo el conjunto gracias a las ruedas de reacción que lleva a bordo; eso minimiza las partes móviles y por tanto los posibles puntos de fallo.

Y, de nuevo repitiéndome, combinando los movimientos de cabeceo, alabeo y guiñada con la órbita que describe alrededor del Sol acompañando a la Tierra, el Webb puede ver todo el cielo cada seis meses.

Así que el verdadero problema es priorizar esas observaciones y decidir quién consigue tiempo en el Webb y quién no. Igual que en el caso del Hubble, hay piñas para conseguir esos slots de observación.

Aunque primero el Webb aún tiene que entrar en servicio, para lo que faltan unos cinco meses; aún hay que esperar a que se enfríe del todo –le faltan unos 20 ºC–, a que sea alineado y enfocado, y a que se enciendan y calibren sus instrumentos.

El despliegue del Webb se puede seguir en la web Where is Webb? Aunque hay información más inmediata en la cuenta de Twitter @NASAWebb, gestionada por la NASA, y en @ESA_Webb gestionada por la Agencia Espacial Europea (ESA).

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