Marzo2023

Por @Wicho — 31 de marzo de 2023

Portada del libro en la que se ve un bolso rojo mojado sobre unos escalones de piedra oscura también mojadosEsperando al diluvio Por Dolores Redondo. Ediciones Destino (16 de noviembre de 2022). 588 páginas.

En el verano de 1983 el detective Scott Noah Sherrington consigue detener al asesino en serie John Biblia gracias a años de duro e incomprendido trabajo policial y a un golpe de suerte. Pero esa suerte se le termina cuando acaba de ponerle los grilletes a John pues un ataque al corazón lo fulmina. Sólo el providencial paso de una cuadrilla de cazadores poco después de que John haya huido impide que muera esa noche.

Para cuando recobra la consciencia en el hospital le informan de que John ha huido pero que nadie sabe a dónde. Y de que su corazón está muy estropeado y que a lo sumo le quedan unos meses de vida. De hecho lo jubilan de la policía.

Pero ya que va a morir, Noah no está dispuesto a dejar estar las cosas. Así que con la ayuda más o menos involuntaria de su compañero el sargento Gibson inspecciona los escasísimos rastros que ha dejado atrás John en su huída y llega a la conclusión de que se ha ido a Bilbao.

Así que siguiendo sus pasos se planta en el centro del universo el 18 de agosto de 1983, apenas unos días antes de la semana grande y de la gravísima riada que arrasó el centro de la ciudad. Allí tiene que trabajar solo porque no le ha dicho a nadie a dónde se iba; no tiene claro que fueran a creerlo porque más que pruebas tiene una corazonada.

Noah pensó en lo atroz que alcanzaba a ser el pensamiento de un detective, que podía llegar a convertir la posibilidad de un crimen inhumano en la confirmación de algo que necesitaba saber. Y el hecho de que la policía escocesa estuviese equivocada con su detenido, de algún modo, sería un triunfo para su ego. Eso lo hizo sentir aún peor.

Aunque pronto se hará con un par de aliados insospechados que le ayudarán a seguir tras los pasos del asesino al tiempo que intenta lidiar con su muerte inminente y que nadie más muera.

Me ha gustado mucho esta novela, a la que llegué a través de una recomendación de Juan Gómez Jurado, que de esto de los thrillers y de novelas de detectives sabe un rato. No sólo por la trama policial sino también por las reflexiones acerca de cómo nos enfrentamos a la muerte que presenta gracias al corazón de Noah. Y por cómo la autora se apoya en apoyarse en hechos y lugares reales para desarrollar la trama. Y es que aún no lo he dicho, pero John Biblia es un personaje tan real como Bilbao.

Me ha hecho además mucha gracia ir siguiendo las andanzas de Noah por la ciudad porque en los últimos años he pasado bastante tiempo allí y conozco todas o casi todas las calles y lugares de la ciudad que menciona. Y además en los agradecimientos sale alguien que conozco.

En fin, que una novela que entretiene y que también le habla a nuestro corazón mortal. Recomendada sin duda.

Eso sí, lo de los dos escoceses que hablan bien español a mediados de los 80 es casi digno de una novela de ciencia ficción dura.

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Por @Wicho — 31 de marzo de 2023

A principios de 1923 se producía el primer vuelo del autogiro Cierva C.4. Fue el primero de los autogiros diseñados por Juan de la Cierva que consiguió volar con éxito. Cien años después vuelve a hacerlo en forma de réplica gracias al trabajo entusiasta de un grupo de aficionados del Club de Ultraligeros de Getafe. Los fondos para su construcción proceden del propio club y algunas aportaciones a través de micro-mecenazgo.

La premisa ha sido hacer una réplica lo más parecida posible al original pero utilizando materiales modernos. Pero un primer problema para construir la réplica ha sido que no hay planos del C.4, así que han tenido que basarse en fotos de la época y documentación original de Juan de la Cierva.

Por motivos de seguridad el motor y la hélice son actuales. Por el mismo motivo el tren de aterrizaje, aunque reproduce la forma del original, lleva amortiguadores y frenos actuales. Lo mismo sucede con los instrumentos y la radio de la cabina, aunque se les ha intentado dar un aspecto de hace un siglo.


La cabina de la réplica – José Manuel Gil

Aunque la diferencia principal está en el rotor. No es el de cuatro palas del C.4 original sino uno de dos palas basado en la patente de Juan de la Cierva nº 100595 de diciembre de 1926. Es un rotor que incorpora articulaciones de arrastre y batimiento, lo que lo hace más resistente, seguro y duradero. Los materiales en los que está construido también son modernos. Pero está montado como un rotor fijo y se ha mantenido el sistema de mando aerodinámico original –alerones y empenaje- de los primeros autogiros.


El original frente a la réplica. – José Manuel Gil

El uso de materiales modernos ha aumentado los márgenes de seguridad y ha permitido que la réplica sólo pese 272 kg, algo menos de la mitad que el original.

En total han sido unas 1.000 horas de trabajo que han permitido que el pasado día 29 la réplica del C.4 volara por primera vez en el aeródromo de Ocaña. En el vídeo de arriba se pueden ver las pruebas de carreteo sin rotor; un par de saltos de prueba, y su primer vuelo.

Queda ahora seguir con las pruebas de vuelo, las modificaciones que puedan ser necesarias, y la creación del manual de vuelo y de mantenimiento, así como de los procedimientos operacionales relacionados. La idea es que si vuela lo suficientemente bien pueda ser exhibido en vuelo; mientras no vuele será mostrado en exhibiciones estáticas.

(Gracias por la info y las fotos, José Manuel).

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Por @Alvy — 31 de marzo de 2023

[Insertar aquí colección de adjetivos inquietantes, aterrador, escalofriante…]

En Legs as Manipulator («Brazos como dispositivos manipuladores») se explican formas en que los robots cuadrúpedos como el de la imagen pueden manipular objetos: abrir una puerta, jugar con una pelota, pulsar diversos botones… 

Estos robots cuadrúpedos están entrenados para caminar, trepar paredes y realizar interacciones con objetos. El entrenamiento consiste en una usar Sim2real para transferir habilidades aprendidas en una simulación al mundo real. En el vídeo se pueden ver ejemplos que funcionan y su robustez frente a perturbaciones externas.

La idea es ingeniosa, y si lo piensas tiene bastante sentido que el robot sea capaz de usar todos los trucos posibles porque para ellos las «patas» no tienen por qué ser necesariamente sólo patas. Supongo que algo parecido hicimos los homo sapiens cuando comenzamos a caminar erguidos.

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Por @Wicho — 31 de marzo de 2023

Un disco duro literalmente cortado por la mitad en diagonal

Hoy es el día de backup. Y ya sabes lo que se dice:

Hay dos tipos de personas que usan ordenadores¹: aquellas que ya han perdido datos y aquellas que van a perderlos.

Yo ya he estado ahí. Así que desde hace muchos años mi estrategia en cuanto a copias de seguridad es la regla del 3-2-1: mantengo al menos tres copias de mis datos en al menos dos soportes distintos y al menos una en un lugar remoto.

También es fundamental asegurarse de que las copias estén actualizadas, claro. Y de que, en caso de necesidad, podrías recuperar datos de esas copias. En ese sentido yo copio todo en el formato nativo de macOS, que es la plataforma que uso –y eso incluye las copias locales de mi móvil– para no depender de que funcione o no una utilidad de hacer copias de seguridad en el momento en el que necesite recuperar algo.

En casa lo tenemos organizado así:

  • Copia 1: un RAID Drobo. Tiene más de 10 años y no tiene acceso por red, con lo que cada uno vuelca en él por USB o Firewire lo que quiere conservar.
  • Copia 2: cada noche el RAID se sincroniza con un disco duro externo WD Black mediante un proceso automático de Carbon Copy Cloner. Aquí lo importante es que las dos copias están en distintos soportes por si alguno de ellos viniera con un bug en el firmware o lo que sea.
  • Copia 3 (y remota): varios discos duros portátiles de 1 o 2 TB de distintas marcas y modelo que he ido comprando según he ido necesitando y que guardo en mi despacho. Uso un disco «mensajero» para ir llevando los datos más recientes de casa al despacho o para actualizar lo que haga falta. Sí, lo ideal sería mantener esas copias sincronizadas a través de Internet pero en mi caso no es posible por políticas de seguridad de la red corporativa.

Además, cada uno de nosotros tenemos un disco externo para mantener una copia en TimeMachine for if the flies. Así que tenemos cinco copias de casi todo según lo actualizada que esté la copia de TimeMachine: la que está en vivo en el ordenador, las tres copias de seguridad, y la de TimeMachine.

Y sí, ya sé que hay servicios que ofrecen copias de seguridad en la nube. Pero mucho ojo con eso, porque dependes de las condiciones de uso. Y de que un día borren tus datos porque patatas. Y si esa copia en la nube es en realidad la única copia de tus datos –a veces manejamos un extraño concepto de copia de seguridad– pues buena suerte al intentar que te los restauren. Así que vale, úsalos. Pero no dejes de tener copias a mano que sólo dependan de ti.

¡Venga, corre a actualizar esa(s) copia(s) de seguridad!

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¹ O móviles o tablets o similares.

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