Septiembre2023

Por @Wicho — 29 de septiembre de 2023


Mario Tascón – Prodigioso Volcán

Hoy nos hemos despertado con la tristísima noticia de la muerte de Mario Tascón con tan sólo 60 años. Demasiado pronto. Siempre es demasiado pronto. Pero a veces aún lo es más.

No recuerdo exactamente cuando conocí a Mario, pero sé que siempre que se hablaba de la llegada de Internet a España el nombre de Mario no tardaba en salir; él fue de los que primero vieron su potencial y de los que primero vieron como iba a poner patas arriba el mundo de los medios de comunicación. No en vano estuvo al frente de la creación de las primeras versiones web de El Mundo y de El País.

Pero recuerdo con mucho cariño las horas de charlas compartidas durante varias ediciones de NeThinking en la Isla de San Simón y de las míticas Blogs y Medios de Granada. Y su siempre buena disposición cuando lo llamabas para participar en un evento. A poco que su agenda se lo permitiera, sabías que allí iba a estar Mario dispuesto a compartir todo lo que sabía.

Con él se va, además de una gran persona, una parte fundamental de la historia de Internet en España.

Que Mario era un tipo muy querido lo prueban los montones de mensajes y artículos que están siendo publicados en redes sobre él. Unos cuantos:

Y la que, quizás, se la última entrevista que le hicieron: Mario Tascón: "Lo peor no es distinguir lo real de lo verdadero, sino que empiece a no importar".

Para hacerlo todo un poco más duro –qué cabrón eres, Murphy– la noticia del fallecimiento de Mario ha llegado justo en el día en el que se cumplen cinco años de la muerte de Pepe Cervera, otra grandísima persona y otro de los protagonistas de la historia de Internet en España.

Cinco años después a Pepe aún lo echamos de menos. Sé que en cinco años –y por mucho tiempo después– seguiremos echándolos de menos. Quizás, aunque no sea gran cosa, esa sea el mejor homenaje que podemos hacer a sus vidas. Dicen que nadie muere del todo mientras está en la memoria de otras personas.

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Por @Alvy — 29 de septiembre de 2023

Me ha gustado esta pieza de The Overview Effect dedicada a la ubicación de los mundos de Star Trek y otra ciencia-ficción en el espacio, que aunque tiene un aspecto galáctico por su comienzo está más bien concentrada en las cercanías del Sistema Solar (al que se suele llamar simplemente Sol en ciencia ficción, curiosamente también en inglés).

El disco de la Vía Láctea, nuestra galaxia, tiene unos 100.000 años luz de diámetro y otros 1.000 años luz de «grosor». Ya solo el grosor es impresionante, y hace difícil ubicar algunos de los lugares de la ciencia ficción (donde sobre todo esto no hay canon), pero los que se citan con nomenclatura terrestre son bien conocidos. Por eso aparecen estrellas como Alfa Centauri, a 4,2 años luz, que es donde está Pandora de Avatar, Perdidos en el espacio y Event Horizon; Wolf 359, a unos 8 años luz, donde la mítica batalla entre la Federación y los Borg, que solo de oír el nombre acojona; o Vega, a 25 años luz, desde donde se reciben las señales en Contact, la novela de Carl Sagan de donde salió la película de Robert Zemeckis.

Algunas de las otras menciones son divertidas, como Zeta Reticuli (¿el famoso «Raticulín»?), que es el sistema de los xenomorfos de Alien (y de los «marcianos» o «grises» originales de las conspiranoias ovni), Epsilon Eridani, ubicación de la estación Babylon 5, o la situación de la base Espacio Profundo 9, que en Star Trek conecta con el cuadrante Alfa. Ojo que en Star Trek la galaxia se divide en cuatro cuadrantes (Alfa, Beta, Gamma y Delta) en forma de quesitos, con la Tierra y la DS9 en uno de ellos (Alfa), el otro extremo del agujero de gusano en el Gamma y la nave Voyager y los Borg en el cuarto (el Delta, a 70.000 años luz).

Pero… ¿Por qué no se menciona en el vídeo nada acerca de Star Wars?

Star Wars / El imperio contraataca

La respuesta es obvia: todos los eventos de Star Wars suceden en «una galaxia muy, muy lejana», de modo que no es la nuestra, que tal vez es la que se ve por la ventanilla de El imperio contraataca. En fin, que es un poco difícil que los personajes salten de una a otra por las vastas distancias, aunque la verdad, nunca se sabe, que esto es pura ciencia ficción.

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Por @Alvy — 29 de septiembre de 2023

Me encontré este vídeo de la Fundación James Dyson [se puede saltar al 01:00 directamente] en el que se muestra uno de los retos de ingeniería para jóvenes que propusieron hace algún tiempo. La idea no es nueva: fabricar un circuito de canicas que se complete en exactamente 60 segundos. Hay que utilizar materiales básicos (cartón, pegamento, cinta…) lo cual hace agudizar el ingenio, con la formación de rampas de distintas formas. Naturalmente, hay que usar la gravedad y la fricción como principales fuerzas. Respecto al tamaño del montaje no se dice nada, aunque una de las versiones resultantes es bastante grande.

He visto variaciones de esta idea en colegios de primera y secundaria, con montajes que tienen unas dimensiones limitadas (por ejemplo: han de tener un volumen de 50 × 50 × 50 cm), con algunas opciones adicionales (como gomas elásticas o cualquier otro material reciclado) y donde el objetivo cambia ligeramente. Puede ser por ejemplo diseñar un recorrido lo más lento posible, algo tan poco intuitivo como lejos de ser trivial.

Entre las técnicas para crear estos ingenios mecánicos están alargar el recorrido, utilizar diferentes ángulos, rebotes y obstáculos y uno de los que se ven en el vídeo y yo me congratulé de descubrir tras un poco de experimentación: usar embudos en los que la canica se ponga a dar vueltas y vueltas alargando el tiempo del recorrido. Utilizar cartón es la mejor idea, aunque combinarlo con otros materiales puede ayudar a crear más fricción en momentos claves. El reto de Dyson, aproximarse a los 60 segundos, es desde luego maquiavélico e interesante.

Este tipo de actividades STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) fomentan no solo la creatividad, capacidad de razonamiento, planificación y experimentación entre los jóvenes; también sirve para fomentar el trabajo en equipo, la creación de prototipos, la interacción y las técnicas de resolución de problemas.

(Vía The Kid Should See This.)

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Por @Wicho — 29 de septiembre de 2023

Logo de HashiCorpComo casi cualquier persona que ande metido en esto de la informática había oído hablar de los servicios en la nube que ofrecen Amazon, Google o Microsoft para desplegar ordenadores sin necesidad de adquirir máquinas. Incluso utilizo algunos servicios en mi trabajo que están montados de esta forma. Pero nunca me había parado a pensar mucho cómo despliegas estas máquinas hasta que la gente de HashiCorp me invitó a una de sus jornadas para desarrolladores.

La historia de HashiCorp comienza con Vagrant. Mitchell Hashimoto, uno de los fundadores de la empresa, se encontró allá por 2010 con que cada cierto tiempo tenía que reinstalar el software de los entornos de desarrollo montados sobre máquinas virtuales que había sido actualizado a versiones nuevas. Era un proceso básicamente manual pero con Vagrant buscó la forma de automatizarlo.

Vagrant funciona entre la máquina virtual y quien la va a usar y le evita quebraderos de cabeza, ya que es adaptable a distintas plataformas y configuraciones de software; se encarga de buscar lo que es necesario para desplegar las herramientas que sean sobre la plataforma que sea.

Pero además tiene la ventaja de que los ficheros en los que se describe la configuración sirven también para codificar el por qué de las opciones tomadas, de tal manera que ese conocimiento queda ahí guardado con independencia de que la o las personas que hayan tomado esas decisiones luego se olviden del motivo o dejen la empresa. Esta es una idea que HashiCorp ha ido incorporando en todos sus productos.

La primera versión estable de Vagrant salió en marzo de 2012; y en noviembre de ese año Mitchell Hashimoto y Armon Dadgar fundaron HashiCorp para dar soporte a su desarrollo.

Con el tiempo la empresa ha ido añadiendo más productos a la colección. Sin ser exhaustivo: Packer, en 2013, que sirve para automatizar la configuración esas máquinas virtuales y que parece un paso lógico después de Vagrant; Terraform, en 2014, que sirve para automatizar la provisión y configuración en distintas plataformas de la infraestructura sobre la que corren esas máquinas; Vault, de 2015, que permite guardar información sensible como claves, contraseñas y tokens sin meterla en el código de las aplicaciones; y Boundary, de 2020, que permite configurar accesos remotos a la infraestructura creada.

De nuevo, en todas ellas la información que se ha usado para ponerlas en marcha queda descrita y codificada en los archivos de configuración. Y al ser productos del mismo fabricante se hablan entre ellos sin mayores problemas, lo que también facilita la vida de quien ha de gestionarlos y usarlos.

Airbus, Air France, Booking o Decathlon, por citar algunos nombres, usan los productos de HashiCorp. Aunque no hace falta ser tan grande para usar sus productos: todos ellos son Open Source y están disponibles bajo un modelo freemium, así que si estás mirando opciones para montar y gestionar infraestructura en la nube pueden ser opciones a tener en cuenta.

La empresa tiene publicadas tres encuestas sobre adopción y resultados del uso de la computación en la nube que te pueden interesar: Welcome to the Multi-Cloud Era (2021), Making Multi-Cloud Work (2022) Y Cloud maturity drives operational efficiency (2023).

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