Por @Wicho — 8 de mayo de 2024

Un 787 durante su ensamblado visto desde arriba
Un 787 durante su ensamblado – Boeing

[Anotación actualizada con información vía José Manuel «Gizmo» que nos aclaró que es un tema de continuidad eléctrica entre las alas y el fuselaje y no de su unión mecánica]

Según se puede leer en Some 787 Production Test Records Were Falsified, Boeing Says hay un número por determinar de Boeing 787 a los que les falta una prueba de la continuidad eléctrica de las alas con el fuselaje. Pero no es porque hayan olvidado hacerla. Es porque algunas personas que trabajan para la empresa decidieron no hacerla y falsificaron la documentación correspondiente para indicar que sí se había hecho.

Esto fue descubierto por alguien que trabaja en la planta de ensamblado (FAL) de Carolina del Sur en la que son ensamblados vio algo raro y lo comunicó a quien lo supervisa, quien a su vez lo comunicó a la dirección de la empresa. Y de ahí a la Administración Federal de Aviación (FAA) de los Estados Unidos.

Según la FAA, Boeing «nos informó de forma voluntaria en abril de que es posible que no se hayan llevado a cabo las inspecciones necesarias para confirmar que la unión de las alas con el fuselaje es adecuada en algunos aviones 787 Dreamliner.»

El problema no sólo afecta a los aviones que están en la planta de producción, que ahora tienen que ser revisados, sino que además es muy posible que también afecte a aviones en servicio. Para los que están en la FAL supone hacer la revisión fuera de orden en su proceso de ensamblado, lo que ralentiza la producción. Y por eso Boeing lleva casi un mes sin entregar ningún 787. Para los aviones en servicio aún hay que diseñar un plan de revisión.

Boeing dice que no es un problema inmediato de seguridad, lo que es cierto, ya que el único problema podría darse en caso de impacto de un rayo. Y en ese caso los caminos que puede seguir el rayo son múltiples, con lo que no es crítico para la seguridad. Pero sí significativo en cuanto a la cultura de seguridad de la empresa. O más bien su falta: si hay un documento falsificado es perfectamente posible que haya más.

De hecho este es el enésimo capítulo en los problemas de calidad en la producción de los aviones de Boeing, instigados por una cultura que lleva años dando prioridad a los beneficios por encima de la ingeniería y, por ende, de la seguridad, básicamente ignorada por la dirección, un asunto llevado a su extremo con el 737 MAX y sus dos accidentes mortales.

Aunque ahora que todo esto está saliendo a la luz es de esperar que por fin Boeing –la dirección de Boeing, en la que hace poco rodaron cabezas de nuevo– se lo tome por fin el serio y la empresa recupere el buen nombre que siempre tuvo y que, sin duda le correspondía.

Hace unas semanas Brian West, el al menos por ahora aún director financiero de la empresa, prometía cambios:

Sin entrar en las sinergias y eficiencias, en realidad se trata de centrarse y dirigir la empresa no como un negocio, sino como una fábrica. Dirigirla como una fábrica y centrarse en la seguridad, la calidad y la estabilidad. Esa oportunidad está ahí.

A ver si es verdad.

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