La ingeniera aeroespacial de la NTSB Leani Benitez-Cardona, y su compañero Matthew Fox, jefe de materiales, estudiando el «tapón» del 737 de Alaska Airlines – NTSB
Casi dos meses después de que el tapón que sustituye a una de las puertas de emergencia de un Boeing 737 MAX de Alaska Airlines saliera disparado en pleno vuelo el Departamento de Justicia (DoJ) de los Estados Unidos ha lanzado una investigación contra el fabricante por ese hecho.
El objetivo es determinar si Boeing está cumpliendo con aquello a lo que se comprometió cuando llegó a un acuerdo con el DoJ para abonar 2.500 millones de dólares –unos 2.000 millones de euros– por el fiasco del Boeing 737 MAX. El acuerdo dejaba en suspenso el caso y decía que si en tres años Boeing cumplía con lo estipulado en el acuerdo el Departamento de Justicia desistirá del caso.
Aparte de compensaciones a las familias de las personas fallecidas, aerolíneas afectadas, y de una multa, Boeing se comprometía a «portarse bien» en lo que se refiere a los procedimientos de seguridad de la empresa y en sus interacciones con la Administración Federal de Aviación (FAA) de los Estados Unidos y otros organismos gubernamentales.
Es precisamente este aspecto el que el Departamento de Justicia quiere poner bajo la lupa. Aunque desde luego por lo que se va sabiendo no parece que que en Boeing se lo hayan tomado muy en serio:
- Un reciente informe de un comité independiente hablaba de la desconexión entre la dirección de la empresa y su cultura de seguridad.
- La FAA, por su parte, no está nada contenta con cómo Boeing está colaborando –o más bien no– con una auditoría que lanzó precisamente a raíz del incidente con el vuelo de Alaska Airlines. Además, de 89 aspectos inspeccionados específicamente durante esa auditoría, Boeing falló en 33, mientras que Spirit AeroSystems, que fabrica el fuselaje del MAX, falló en seis de 13.
- Tampoco lo está la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB), que coincide con la FAA en que Boeing no está siendo especialmente proactiva a la hora de proporcionar la información que le está solicitando la NTSB.
Así que habrá que ver a qué conclusiones llega el Departamento de Justicia. Pero no hay que olvidar que tras los accidentes de los vuelos 610 de Lion Air y 302 de Ethiopian Airways, que se saldaron con la muerte de 346 personas, el DoJ llegó al citado acuerdo con Boeing que, económicamente, apenas si fue una chaparreta en el culo para el fabricante.