Por @Wicho — 8 de noviembre de 2018

737 MAX en vuelo

La Administración Federal de Aviación (FAA), después de que Boeing emitiera un boletín al respecto, publicaba el 7 de noviembre de 2018 una directiva de aeronavegabilidad de emergencia que afecta a los Boeing 737 MAX. Es el mismo modelo de avión involucrado en el accidente del vuelo 610 de Lion Air el pasado 29 de octubre de 2018.

Lo que viene a decir la directiva [PDF, inglés] es que las aerolíneas que operen el 737 MAX tienen que recordar a sus pilotos el procedimiento a aplicar si el sistema de ajuste automático del timón de profundidad se vuelve loco.

Tras el accidente de Lion Air y con los datos disponibles hasta el momento Boeing estuvo haciendo unas pruebas que le han permitido determinar que si uno de los sensores de ángulo de ataque falla el avión puede empezar a inclinar el morro automáticamente.

Sensor de ángulo de ataqueEl ángulo de ataque indica, para entendernos, la inclinación del morro –y por tanto de las alas– del avión. Es un parámetro muy importante porque si se excede un determinado valor de morro hacia arriba las alas pueden perder sustentación y hacer que el avión entre en pérdida. Un avión en pérdida no puede volar y empezará a perder altura rápidamente. Por eso los aviones comerciales llevan sensores de ángulo de ataque y sistemas para avisar a los pilotos de cuando es excesivo.

En los 737 MAX cuando los ordenadores de a bordo detectan que el ángulo de ataque es excesivo cambian automáticamente la posición del timón de cola para que el morro del avión baje y así reducir el ángulo de ataque. Además activan un indicador que advierte al piloto de que el avión está a punto de entrar en pérdida y también hacen que la columna de mando se sacuda para llamar su atención. Los pilotos pueden contrarrestar ese cambio de actitud del avión tirando de la columna. Pero si el avión sigue detectando un ángulo de ataque excesivo volverá a activar el sistema a los 10 segundos.

Los datos disponibles del vuelo 610 indican que el avión estuvo subiendo y bajando antes de estrellarse, lo que parece indicar que los pilotos estuvieron peleando todo el rato contra el sistema automático, que por otra parte parece haberse activado erróneamente debido al fallo del sensor de ángulo de ataque del lado del piloto.

Falta analizar los datos de las cajas negras, en especial quizás en este caso la del grabador de voz de la cabina, que aún no ha aparecido, para determinar si en efecto los tripulantes del avión estuvieron peleando todo el rato contra un morro que se empeñaba en bajar y al final terminaron perdiendo. Y si en efecto fue así habrá que determinar si falló el sensor (similar el de la imagen), si falló el software de a bordo, o más bien la cadena de fallos que llevó al accidente.

Pero en cualquier caso Boeing y la FAA –y es de suponer que pronto el resto de las autoridades competentes en el mundo– ordenan a las aerolíneas que le recuerden a sus pilotos que el sistema de ajuste automático del ángulo de ataque del 737 MAX se puede desactivar con un pulsador que está situado en el pedestal que está entre ambos.

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