Por @Alvy — 7 de julio de 2023

Me ha resultado especialmente relajante este vídeo que J. Kevin Brady grabó con su cámara casera en 2002. Es el típico vídeo que grabaría cualquier turista, pero con el encanto del VHS, la baja resolución y los colores apagados: el embarque, la estancia en la sala de espera (VIP, claro, que esto es el Concorde) y luego el vuelo en sí (Londres - Nueva York).

Como grandes detalles están el folleto del avión, con todas sus especificaciones técnicas, el menú y el despegue a 402 km/h; lo normal hoy en día para un avión normalito es entre 220 y 275 km/h.

Y hay qué decirlo: el interior se ve un poco viejuno y no muy grande. De hecho si has visto alguna vez el Concorde (hay uno en el aeropuerto Charles de Gaulle de París, otro en el Museo del Aire de Nueva York) sabrás que sorprende lo pequeñito que es, sobre todo comparado con los aviones de pasajeros modernos. En el Concorde cabían sólo unas 100 personas. Al menos te servían caviar y champán.

Pero nosotros a lo nuestro: a partir de [07:00] comienza el momento en que se rompe la barrera del sonido: 761 mph o 1.225 km/h. Un poco más adelante se ve cómo ya vuela a mach 2 (unos 2.010 km/h) a 56.000 pies, que son unos 17 km de altitud y donde hay -60°C, tanto frío que al Yeti ahí le castañarían los dientes. Dice que a esta altitud se empieza a ver la parte superior del cielo un poco más oscura.

Tras el accidente del vuelo 4590 de Air France en julio de 2000 apenas estuvo en servicio 3 años más, siendo retirado en 2003, pero no por cuestiones de seguridad, sino que básicamente porque como avión regular era una ruina.

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