Hay algunas cosas que para los espaciotrastornados parecen obvias pero que para muchas personas no lo son – como nos recordó Román. Una de ellas es esa peculiar y suave curva en forma de S repetida con las que se dibujan en los mapas las órbitas de los satélites. ¿Qué hacen los satélites «dando tantas vueltas raras»?
Esas líneas se usan normalmente para indicar la posición de ciertos objetos en órbita en momentos determinados, tales como los satélites, la Estación Espacial Internacional o antiguamente la posición de las lanzaderas.
La peculiar curva es simplemente un efecto visual debido a la proyección de la esfera terrestre sobre un mapa plano. Las órbitas de los satélites suelen ser círculos máximos –más o menos– aunque al proyectarlos sobre los continentes, que han sido distorsionados para aplanarlos en los mapas, parezcan curvarse caprichosamente.
Ahora bien: algunos satélites, o la propia ISS, no son geoestacionarios y tienen un movimiento adicional que los desplaza «un poquito» de una órbita a la siguiente. Si imaginamos que una órbita empieza en el ecuador, seguramente no termine en ese mismo punto sino a unos cuantos cientos de kilómetros de allí.
Podemos imaginar el mapa enrollado como un tubo y que las líneas que salen por la derecha conectan con las de la izquierda. Es al dibujar esta misma figura varias veces cuando surge la tradicional imagen de las curvas en forma de «S» serpenteando arriba y abajo: cada «vuelta» corresponde a una órbita distinta. Junto a ellas suele ir indicado el momento (hora/día) en que el satélite pasa por allí.
En algunos satélites una órbita corresponde a un día exacto, pero la mayoría completan varias vueltas cada 24 horas; por ejemplo la Estación Espacial Internacional da una vuelta completas cada 90 minutos: 16 vueltas al día.
El hecho de que las órbitas sean circulares se aprecia también en el hecho de que los puntos más altos y más bajos de cada S se corresponden –más o menos– con las antípodas de cada lugar.