Por @Wicho — 31 de diciembre de 2008

Hace ya años que perdí la cuenta de los vuelos que llevo, y durante algún tiempo mi aerotrastorno estuvo lo suficientemente bajo mínimos como para no recordar de qué compañía era el B747 en el que fui por primera vez a los Estados Unidos ni, por supuesto, de qué serie era ni su matrícula.

Ahora, en cambio, mi nivel de aerotrastorno anda en uno de sus niveles máximos de todos los tiempos y llevo ya unos años apuntando religiosamente la matrícula de todos los aviones en los que vuelo para luego ver si los he fotografiado alguna vez o si los pilo más adelante, pero en todo este tiempo si hay un vuelo que recuerdo por encima de todos los demás es un La Coruña - Madrid que pude realizar en la cabina de un MD-88 de Iberia a donde me dejaron pasar una vez alcanzada la altura de crucero.

Naturalmente eran otros tiempos -debe hacer como 14 ó 15 años de esto- y ahora es prácticamente imposible conseguir que te dejen pasar a la cabina, pero recuerdo que el vuelo se me pasó en un santiamém mientras hablaba con el comandante y el segundo sobre los instrumentos del avión, la ruta, el control de tráfico aéreo, etc.

En su momento no tomé notas de todo aquello, pero fue algo muy parecido a lo que cuenta José María Gacías en Mi primer vuelo en cabina de un reactor sobre cuando tuvo la oportunidad de hacer un Vigo - Madrid sentado en el transportín de un MD-88 de Aviaco en junio de 1999.

El segundo se hace cargo del avión - J. M. Gacías
El segundo se hace cargo del avión - J. M. Gacías

Y por si fuera poco, tuvo la oportunidad de hacer un Vigo - Valladolid -París y vuelta en otra ocasión, tal y como cuenta en Volando en cabina de un reactor.

Desde luego los hay con suerte.

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