Por @Alvy — 20 de marzo de 2022

Dos barrenderos hacen su trabajo coordinándolo con habilidad para mover las «manecillas» pacientemente, pues están conformadas por basura, en una especie de reloj visto desde una toma cenital: el Sweeper’s Clock. A veces mueven ambos el peculiar minutero; a veces uno de ellos avanza también un poco la manecilla horaria, como debe ser. Y así durante doce horas, lo suficiente para representar todas las horas del día y de la noche, «en tiempo real» aunque en el vídeo sólo vemos unos pocos minutos.

Esta obra artística es uno de los muchos «relojes peculiares» A Marteen Bass, a quien conocimos por su hombre dentro del gran reloj del aeropuerto de Amsterdam, un curiosísimo montaje en el que un reloj marcaba la hora correctamente dando al apariencia de que era un pintor quien dibujaba y borraba las manecillas pacientemente. Aquí otro:

En este caso es un hombrecillo parecido al del aeropuerto el que dibuja los siete segmentos de un reloj digital, con tanta habilidad que la hora siempre es la correcta. En cierto modo es, como su propio nombre indica, un Reloj analógico digital.

Ambos vídeos son antiguos –toda esta colección artística tiene más de cinco años– pero los vi pasar por Colossal y no he podido resistirme a comentarlos porque me parecen tremendamente ingeniosos, originales y con un «algo» geek más allá de lo normal.

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