Por @Alvy — 2 de noviembre de 2008
Cuando son los propios usuarios los que tienen que reconstruir a base de pegatinas, letreros y flechas, la lamentable interfaz de un cajero automático de un párking, es señal de que alguien no hizo demasiado bien su trabajo. En UseLog (¡gran blog!) que es donde lo vi tienen otros ejemplos y añaden también los teléfonos de oficina a la categoría etiquetada como «objetos cotidianos cuyas interfaces son siempre una porquería».
(Vía Planetaki de Javier Cañada.)