Por @Alvy — 9 de diciembre de 2006

Estaba revisando ayer What Shape is a Snowflake?, el precioso libro de Ian Stewart, cuando me crucé con una de las cuestiones interesantes que trata al hablar de los sistemas caóticos, aunque lo hace muy por encima. Esto es más o menos lo que cuenta al respecto:

Una cuestión filosófica bastante compleja es si la aleatoriedad realmente existe. Una metáfora típica es tirar un dado, lo cual produce un resultado al azar. Pero los dados no son más que simples cubos, construidos de ciertos materiales. Y las reglas según las cuales caen y rebotan sobre una mesa son puramente deterministas. Lo que sucede en realidad es los dados y su entorno son un sistema caótico, del que no podemos conocer su estado inicial con total precisión para calcular qué va a suceder. E incluso aunque lo conociéramos, el más pequeño error al hacer la medición sería amplificado enormemente cuando empiezan a rebotar en la mesa. La cuestión filosófica de fondo permanece: tal vez sólo exista una forma en que puede caer un dado cuando se lanza de una forma determinada… Pero si ni tú, ni el dado, ni el universo lo «saben», parecen razones suficientes para decir que el resultado depende realmente del puro azar.
En la Wikipedia se trata más a fondo el debate filosófico respecto a esto, en la entrada dedicada al Azar, donde hay un montón de explicaciones interesantes. Curiosamente, esa entrada en español trata el tema a fondo desde el punto de vista filosófico, mientras que el equivalente en inglés, Randomess, explora más el lado científico.

La aleatoriedad está bastante relacionada con el determinismo, por extensión también con el libre albedrío y algunas ideas religiosas (como la aparente contradicción en la coexistencia de un ser omnisciente y el verdadero azar.)

Es intrigante pensar que factores puramente aleatorios pueden desencadenar efectos tan reales como el conocido efecto mariposa, por no hablar de los grandes movimientos y efectos sociales en torno a las loterías (lo cual me recordó también aquella famosa lotería cuántica.)

Uno de los detalles interesantes sobrel a aleatoriedad es que en general se considera que sólo los eventos a nivel cuántico son «realmente aleatorios», dado que el azar puro es una de sus propiedades intrínsicas (por ejemplo: el momento exacto en que se desintegra un atomo). Aunque lo cierto es que esa aleatoriedad no sabe realmente muy bien de donde viene. El libro Los Escombros de Dios de Scott Adams indaga también en la cuestión de fondo («de dónde surge la aleatoriedad») con algunas divagaciones curiosas.

Relacionado:

  • Azar en Microsiervos: decenas de anotaciones relacionadas con el azar y la aleatoriedad, especialmente juegos, sorteos, probabilidades de que sucedan cosas como accidentes y algunas anotaciones sobre casinos, póker y otras cuestiones aleatorias aún más extrañas.
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