La conciencia medioambiental ha generado cierto debate sobre cuáles son los medios de transporte más eficientes. Surge así la pregunta: ¿es posible volar de una forma más sostenible? La respuesta es SÍ.
En los últimos meses Iberia ha hecho sus primeros vuelos nacionales y trasatlánticos con combustibles sostenibles para aviación (SAF) producidos en España, concretamente, los que desarrolla y produce Repsol en sus instalaciones de Bilbao, Puertollano y Tarragona, apoyado en la capacidad tecnológica de Repsol Technology Lab., uno de los centros de innovación más vanguardistas de España.
Los combustibles sostenibles de aviación, conocidos dentro de la industria por sus siglas en inglés, SAF (Sustainable Aviation Fuels), son los utilizados en aviones a reacción, que tienen una huella de carbono menor que los combustibles tradicionales tanto por su composición, como por el modo en que se producen, y que están certificados como sostenibles por entidades independientes. Incluyen tanto los combustibles producidos a partir de materia orgánica residual, como de residuos urbanos. Y esto es importante, porque los biocombustibles avanzados se producen con residuos que deben garantizar que las materias primas que se usan para su producción no compitan con los cultivos destinados a la alimentación. Utilizar residuos para fabricar estos combustibles es, sin duda, una ventaja, pero además, lo interesante de los SAF es que reducen hasta en un 90% las emisiones en términos de ciclo de vida, contribuyendo así a la descarbonización de la industria aérea.
Para Iberia, los SAF son una de las herramientas clave en su hoja de ruta hacia la descarbonización, aunque no la única, para reducir las emisiones del sector y avanzar hacia una aviación más sostenible. A ella se unen otras estrategias como la modernización de la flota con aviones más eficientes en el uso de combustible y el aumento de la eficiencia de las operaciones. La idea de la aerolínea es acelerar el desarrollo del mercado de SAF, apoyando las medidas de la Unión Europea del paquete Fit for 55 que para 2025 fijan el uso de un 2% de SAF. La apuesta del grupo IAG es ambiciosa y así se ha comprometido a que el 10% de sus vuelos sean con SAF en el año 2030, superando con ello el límite de producción de la norma europea, que lo sitúa en 5% para dicho año.
Además, los SAF son una solución que se puede aplicar ya porque sus características son casi idénticas a las de los combustibles tradicionales. Tanto, que se pueden empezar a utilizar ya en los motores actuales sin necesidad de hacer ningún tipo de modificación en ellos y la experiencia de vuelo es la misma. A pesar de ello, la normativa actual no permite realizar vuelos con 100% SAF, sino que debe mezclarse, a diversos grados, con el combustible convencional. Dependiendo de su tipo y origen, los SAF podrán utilizarse en mayor o menor proporción, hasta un máximo de 50%, según indica IATA. No obstante, las pruebas realizadas en el sector han demostrado la viabilidad técnica de los SAF incluso hasta en una mezcla del 100%, y que las únicas barreras para su desarrollo son de naturaleza económica y política.
Además, también se pueden usar en los motores de los vehículos de los equipos de tierra como son los autobuses de transporte de pasajeros, los tractores de retroceso, o los que arrastran los carritos con el equipaje, por citar algunos ejemplos. Asimismo, se pueden suministrar a través de la red de distribución y repostaje ya existente para gasolinas, gasóleos y combustible de aviación.
El uso de los SAF se incluye dentro del acuerdo estratégico firmado por Repsol e Iberia en julio de 2021 con la idea de buscar soluciones para la descarbonización del transporte. También incluye el uso de combustibles de bajas emisiones; la producción de electricidad e hidrógeno renovable para descarbonizar la flota de vehículos tierra de Iberia; y la transición hacia instalaciones más sostenibles a través de tecnologías basadas en inteligencia artificial y autoconsumo.