Por @Wicho — 2 de abril de 2008

Aunque las vistas desde allí arriba quitan la respiración a cualquiera, vivir en el espacio supone una serie de compromisos en lo cotidiano que resultan cuando menos curiosos, como por ejemplo que:

No hay manera de conseguir pizza decente en el espacio, ya que esta no soporta ninguno de los procesos a los que se somete otra comida que se envía allí, aunque de todos modos en una ocasión Pizza Hut envió una con salami a la Estación Espacial Internacional, hecha a la medida del microondas de la Estación: Pizza Hut Becomes First Company In History To Deliver Pizza To Residents Living In Outer Space.

Siguiendo con el tema de la comida, en cada misión de los transbordadores espaciales cada miembro de la tripulación usa un sólo juego de cubiertos, y como no es posible lavarlos en el espacio al final de cada comida se limpian con unas toallitas desinfectantes.

Y hablando de lavar cosas, tampoco se hace la colada dado lo escasa que es el agua en órbita, con lo que los tripulantes de los transbordadores usan la misma ropa una y otra vez durante toda la misión, aunque esta ropa tiene unos forros especiales diseñados para absorber el olor y que así puedan seguir poniéndosela sin problemas. Al final de la misión esta ropa especial, incluyendo la ropa interior, es reciclada para futuras misiones.

Como por ahora no hay servicio de barrenderos espaciales otra cosa que se traen de vuelta es la basura con todos los restos de los contenedores en los que van las comidas y las bebidas, así que tienen que comérselo y bebérselo todo para que los restos puedan doblarse y comprimirse hasta ocupar lo mínimo posible.

Dado que en el espacio el dinero no sirve de nada allí funciona a menudo una economía de trueque en la que el astronauta que haya sabido guardarse más M&M, café o algún otro tipo de comida más apreciada tiene una buena posición negociadora. También se cuenta que no sería la primera vez que un astronauta cambia subrepticiamente las pegatinas de color que identifican la comida de cada uno de ellos por las de un compañero si se harta de espinacas y le apetece otra cosa más sabrosa.

Incluso lo de escuchar música en órbita tampoco es trivial, pues aunque como se puede leer en iPods rock the Space Shuttle en los últimos años los iPods han sido autorizados a volar en los transbordadores espaciales, lo que supone un importante ahorro de espacio sobre los discman que se usaban antes, antes han de ser modificados por técnicos de la NASA, ya que sus baterías de serie no están certificadas para el vuelo y en su lugar han de usar pilas AA… Y aún así, como los iPod no han sido certificados para su uso en la Estación Espacial Internacional, no pueden pasar de la compuerta de esta. ¿Respetará Apple la garantía de estos iPods espaciales?

Como se suele decir, el diablo está en los detalles.

(ABC News vía The J-Walk Blog.)

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