La consciencia nos parece algo único. Sin embargo, ese reconocimiento natural de la propia existencia parece claro que no es único del homo sapiens: muchos animales exhiben las mismas propiedades que nosotros. Por si eso fuera poco, ahora comenzamos a explorar la posibilidad de que las inteligencias artificiales sean también conscientes, lo cual no está exento de problemas.
En un podcast reciente escuché al gran @Recuenco explicar que hay quien considera a los pulpos animales tan conscientes como los humanos, y que se habían publicado trabajos científicos sobre ellos. Yo tenía claro que hay otros animales como nuestros primos los primates, los adorables delfines y seguramente los perros, gatos e incluso los cuervos que exhiben rasgos de esa consciencia, pero ni idea de hasta qué punto. ¿Las abejas? ¿Las hormigas? ¿Las orcas? Ni idea. Probablemente todo depende de cómo definas la consciencia, que es lo que pasa siempre.
Por eso me ha encantado cruzarme con Picturing the Mind, un libro editado por MIT Press –y también disponible en tu librería hegemónica habitual– que no he podido leer todavía, pero donde parece que se trata sobre este tema de forma bastante ligera, con ilustraciones y textos sugerentes para debatir. Y aunque sea difícil marcar la delgada línea roja que separa la consciencia de la no-consciencia, dan muchas pistas, incluyendo esta lista de características que comentan en un largo artículo también muy interesante:
Las características de la consciencia
explicadas en Picturing the Mind de Simona Ginsburg y Eva Jablonka:
- Unión/unificación: ver los objetos como poseedores de características propias.
- Accesibilidad global: existencia de interacciones entre diversas partes del cerebro para comparar, generalizar, evaluar y tomar decisiones.
- Atención y exclusión selectivas: amplificar o excluir señales según eventos pasados y el contexto del momento.
- Intencionalidad: incluyendo mapear representaciones del cuerpo y sus partes, del mundo y de las acciones.
- Integración: poder guardar la información suficiente tiempo como para integrarla y evaluarla.
- Objetivos y evaluaciones flexibles: llevar a cabo acciones como recompensa o castigo según el contexto.
- Personificación: actividades espontáneas y comportamiento premeditado para lograr objetivos.
- Sentido del yo: registro del yo/otros desde una perspectiva estable.
La lista me parece bastante completa y acertada, y está claro que muchos animales cumplen todas o casi todas. Entre otras cosas, si aceptáramos esa regla latente en nuestro interior de «no te comerás a los seres como tú» prácticamente nos convertiría instantáneamente a todos en vegetarianos (¡no más pulpo á feira, Wicho!) Yo desde luego no me comería un delfín, ni mucho menos un chimpancé, pero esto y otras variantes de dudoso gusto son habituales en otras culturas. Aparte de que está el tema de la supervivencia, evolutivo y demás.
Lo interesante también es que muchos algoritmos de inteligencia artificial se diría que también comparten todas estas características (ven las cosas como objetos con características, funcionan mediante recompensa/castigo, mapean el cuerpo –robótico– en su mundo recreado…) La diferencia es que las IAs no son seres con química de carbono, como nosotros o el resto de animales conscientes, sino de silicio, aunque ambos compartamos la necesidad de energía, seamos mortales y podamos multiplicarnos y evolucionar. Lo del alma no le consta todavía a la ciencia.
En cualquier caso, es un tema interesante y que desde luego da para mucho debate. Veremos qué pasa cuando algunas IAs superen el test de Turing y puedan ser consideradas, al menos, «inteligentes». Y cuando luego intenten lo mismo con todas las definiciones y matices que le queramos poner a consciencia. Va a ser divertido de ver.
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Nota: Aunque a veces los términos consciencia y conciencia son según el diccionario sinónimos prácticamente intercambiables, en el contexto de la inteligencia, la neurología y la filosofía son bastante diferentes. Consciencia suele aplicarse para el «autoconocimiento de la propia existencia» (ej. «recuperar la consciencia tras haber estado anestesiado») y conciencia cuando además de eso hay ciertas implicaciones morales (ej. «ser consciente de que golpear con un palo en la cabeza a alguien está mal»).
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Foto (CC) Alfonso González @ Flickr.
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