Por @Alvy — 20 de noviembre de 2019

Earth Core / NASA

En un trabajo titulado The young center of the Earth [arXiv] tres científicos daneses desarrollan una explicación tan curiosa y llamativa como didáctica sobre el fenómeno de la dilatación temporal en la relatividad de Einstein. Sabemos que el tiempo transcurre más «despacio» en los lugares que sufren de un gran potencial gravitatorio. Esto les lleva concluir que cuando se calcula la «edad» de un objeto tan masivo como la Tierra o el Sol puede haber diferencias significativas entre cuánto tiempo (relativo) marca su «edad», dependiendo de dónde se mida –hipotéticamente, claro– ya sea en la superficie o bien el centro del objeto.

Entender este fenómeno es además muy didáctico: la cuestión no se refiere al momento en que el polvo cósmico se reunió para comenzar a formar la Tierra, sino que desde ese momento hace miles de millones de años lo que quedó en el centro ha estado sometido a un mayor potencial gravitatorio que lo que quedó en la superficie; de ahí que el centro sea «más joven» que la superficie, porque «su tiempo» ha transcurrido más lentamente debido a la dilatación temporal.

El centro de la Tierra es unos dos años más joven (literalmente) que la superficie, debido a la relatividad de EinsteinDiferencia de «edad» entre el núcleo de la Tierra y la superficie, según si homogénea (rojo) o no

Al parecer el físico Richard Feyman ya apuntó esta curiosidad en los años 60 y calculó a ojímetro que la diferencia sería de «uno o dos días». Se equivocaba: según los autores de este trabajo la diferencia, correctamente calculada, es más bien de entre 2 y 2,5 años. En el caso del Sol esa diferencia es de unos 39.000 años (o 4.800 años si se considera que tiene una densidad uniforme).

La última parte del trabajo la dedican a preguntarse por qué científicos de todo el mundo han citado siempre el dato de Feynman de la Tierra como «uno o dos días» en vez del correcto, que son más bien dos años. La explicación es que simplemente lo han hecho como loros, sin cuestionarlo porque el buen hombre era toda una figura en su campo. Pero el propio Feynman decía aquello de «Nunca presto atención a los “expertos”, así que lo calculo todo yo mismo.» Algo que, como puede verse, todavía sigue siendo conveniente.

(Vía Principia Marsupia. Imagen: NASA/JPL-Université Paris Diderot - Institut de Physique du Globe de Paris)

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