Por @Wicho — 15 de abril de 2014

Ciclo solar 23
Ciclo solar 23 - SOHO (ESA & NASA)

En 1826 Samuel Heinrich Schwabe, convencido de que existía un planeta entre el Sol y Mercurio, se puso a observar el Sol siempre que estaba despejado con la idea de localizar este hipotético planeta como una mancha sobre la superficie del Sol.

Como hoy sabemos tal planeta no existe, pero las observaciones de las manchas solares que llevó a cabo hasta 1843 le permitieron darse cuenta de que había una periodicidad en la aparición de las manchas solares.

Schwabe la cifró en diez años, aunque hoy en día sabemos que son más bien once años, y también que hay otros ciclos en la actividad del Sol, aunque este ciclo de once años es sin duda el más conocido.

Estamos ya en la segunda mitad del ciclo solar 24, que empezó el 8 de enero de 2008, con lo que la actividad del Sol y el número de manchas que aparecerán en su superficie irá decreciendo poco a poco hasta alcanzar un nuevo mínimo en 2018.

La imagen de ahí arriba se corresponde con el ciclo solar 23 y fue captada por el SOHO en la banda de los 284 angstrom, que se corresponde con las emisión de radiación ultravioleta extrema.

Es fácil ver la diferencia entre el principio y el final del ciclo y su momento de máxima actividad, aunque quizás cuando tengamos la secuencia completa del ciclo 24 las diferencias no sean tan grandes ya que está siendo menos activo que el 23.

Afortunadamente la atmósfera de la Tierra y sus campos magnéticos nos protegen de los efectos de las erupciones solares y tormentas geomagnéticas que van asociadas a los periodos de más actividad del Sol, que pueden incluir desde problemas en los sistemas de comunicaciones a cortocircuitos en los sistemas eléctricos en los casos más extremos.

Algunas naves espaciales lo tienen un poco más complicado al quedar fuera de la protección que ofrecen la atmósfera y los campos magnéticos y es fácil ver como resultan afectados por las tormentas solares, aunque raramente de forma permanente.

En cuanto a los astronautas, como hace años que no salen de la órbita baja terrestre siguen protegidos por la magnetosfera terrestre, pero aún así no sería la primera vez que los astronautas reciben la orden de meterse en la parte más protegida de su nave para protegerse en la medida de lo posible de las partículas energéticas que se desprenden del Sol durante una erupción solar.

Por cierto que durante los ciclos de once años del Sol no sólo se produce una variación en su actividad sino que también cambia su polaridad, de tal forma que su polo norte se convierte en sur y viceversa.

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