Por @Alvy — 5 de mayo de 2023
Debe ser rara la sensación de dedicar tu vida a la ciencia para ver cómo en pleno siglo XXI vuelven a circular con fuerza entre ciertos individuos un tanto descerebrados/conspiranoicos las teorías de la conspiración de las estelas químicas (chemtrails) más propias del medievo que del mundo moderno.
Tanto es así que la Asociación Meteorológica Española ha tenido que salir al paso con un desmentido en su web para «precisar y matizar» la realidad de lo que no son más que estelas de condensación producidas por los aviones a reacción:
Las estelas que ocasionalmente se observan en el cielo se producen a la salida de las turbinas por el efecto combinado del descenso de temperatura (debido al brusco descenso adiabático de la presión a la salida de las turbinas) y la aportación de vapor de agua al exterior. Por razones termodinámicas, ambos efectos favorecen la condensación del vapor de agua en la atmósfera, formando las denominadas estelas de condensación. Las bajas temperaturas existentes a los niveles de vuelo de los aviones hacen que el vapor de agua se condense en forma de cristales de hielo (…) el principal impacto de las estelas es visual, siendo su efecto en el tiempo meteorológico y en el clima insignificante
Para resumir, las estelas de condensación aparecen en los cielos ocasionalmente (dependiendo de las condiciones de humedad y temperatura), y cuando son persistentes son consideradas como un tipo de nube (cirrus homogenitus). El impacto de las estelas en el tiempo meteorológico y en el clima es insignificante, comparado con el efecto producido por el conjunto de gases de efecto invernadero emitidos por actividades humanas.
¡Ay, si Mariano Medina levantara la cabeza!
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