Un trabajo titulado Humans display a reduced set of consistent behavioral phenotypes in dyadic games explica cómo en el conocido dilema del prisionero los protagonistas pueden englobarse en cuatro grupos básicos.
El dilema del prisionero es una situación en la que se premia la cooperación pero con la «trampa» de que la no-cooperación puede llegar a salir también favorecida. El experimento original es sobre dos prisioneros que no pueden comunicarse pero que si cooperan cumplen una pequeña condena mientras que si alguno de ellos delata al otro se libra de la cárcel – aunque si ambos delatan ambos cumplen una larga condena.
La solución del dilema no es trivial, como han demostrado muchos trabajos al respecto e incluso experimentos en situaciones y de hecho la forma más habitual de examinarlo es repetir el dilema una y otra vez buscando una estrategia ganadora. Es el llamado dilema del prisionero iterado. Pronto se descubrió que la mejor estrategia es cooperar la primera vez y a partir de ahí cambiar sólo si el otro participante «traiciona» esa confianza, respondiendo con la que fuera su respuesta anterior (una especie de «toma y daca», tit-for-that).
Lo más interesante de este estudio es que se realizó con personas reales (no simulaciones ni estrategias) para agruparlos en «tipos de comportamiento» característicos. El resultado fue que se encontraron cuatro tipos:
- Optimistas, van a por el mayor premio y esperan cooperación (20%)
- Pesimistas, actúan justo al revés (21%)
- Envidiosos, intentan siempre ganar más que los oponentes (30%)
- Confiados, siempre cooperan (17%)
(Vía Schneier on Security.)