Por @Alvy — 24 de octubre de 2017

En este delicioso episodio de Sixty Symbols la astrofísica Becky Smethurst utiliza el alfabeto de luces de la pared de Stranger Things para elucubrar una teoría física alocada acerca de si podría ser posible transmitir mensajes entre dos universos mediante un mecanismo parecido, en este caso partículas entrelazadas.

La teoría de Smethurst parte de las propiedades de las partículas con entrelazamiento cuántico, que se comportan como el gato de Schrödinger –que está vivo y muerto a la vez, además de un poco estresado– hasta el momento en que se mide el espín de una de ellas (y automáticamente la otra toma el valor opuesto).

Si el pequeño Will atrapado en el otro lado estuviera en otro universo del multiverso podría utilizar partículas entrelazadas para construir un alfabeto como el que paralelamente monta su madre, de modo que al medir una de las partículas se encendiera la bombilla de cierta letra, lo que haría que –aprovechando el entrelazamiento– lo mismo sucediera en el otro alfabeto aunque estuviera a un universo de distancia, algo tan lejano como inaccesible.

(Nota: cómo hacer para que las partículas entrelazadas estén unas en un páramo de un oscuro universo y las otras en una tienda de los chinos del universo que conocemos, donde casualmente las compra su madre en forma de luces de navidad es un detalle sin importancia que la experta no entra a explicar.)

El verdadero problema estaría en separar dos partículas entrelazadas a más de un universo de distancia. Algo aparentemente imposible… ¿o no tanto? Según un trabajo teórico de Salvador Robles-Pérez, Quantum entanglement in the multiverse esto podría ser posible bajo ciertas circunstancias, así que problema arreglado. También habría que enfrentarse al problema de la decoherencia cuántica que haría que las partículas no pudieran usarse más que una vez –pues hacerlo requeriría disminuir la entropía del universo, cosa que sabemos que es imposible– y por tanto no se podrían «repetir letras» a la hora de enviar los mensajes.

El hecho cierto es que en la serie se envían dos veces dos letras iguales (una E y una H) de modo que ¡vaya! esta teoría (o la serie) tienen un fallo. ¡Quién lo iba a pensar! Pero Smethurst pasa por alto que sería bastante fácil usar varias bombillas para la misma letra (digamos 5 o 10) de modo que cualquiera de ellas transmitiera el mensaje – o mensajes más largo. Así que problema resuelto: la ciencia y la física cuántica le dan un gran pulgar arriba a una de las series más fantásticas y entretenidas de los últimos tiempos.

A ver qué inventan para la segunda temporada que empieza en breve.

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