Por @Wicho — 16 de agosto de 2006

Hace unos días tuve la oportunidad de visitar las famosas Cuevas del Drach (Cuevas del Dragón) en Mallorca, y aunque las cuevas en si son un sitio impresionante, lo cierto es que el planteamiento de la visita me dejó absolutamente decepcionado.

Cuevas del Drach

Tal y como está organizada, esta consiste en un paseo, no a marchas forzadas, pero casi, hasta una especie de auditorio situado en la Cueva de los Franceses, a orillas del lago Martel, llamado así en honor a su descubridor Edouard Alfred Martel, desde el que escuchas un pequeño concierto interpretado por músicos que aparecen navegando por el lago en unas barcas mientras las luces van subiendo poco a poco. Una vez que acaba el concierto -y no dura más que unos minutos- vas hacia la salida para dejar sitio al siguiente grupo de visitantes, con la opción de hacerlo a pie o en barca.

A lo largo de todo este tiempo no hay un sólo cartel en ningún sitio que intente explicar nada de lo que estás viendo ni estimular la curiosidad de visitante en modo alguno, y lo único que cuentan el folleto que te dan al entrar es, al menos en mi opinión, absolutamente inadecuado:

Mundialmente famosas; en su interior se halla el lago Martel, considerado como uno de los mayores lagos subterráneos del mundo, en el cual se dan diariamente Conciertos de Música Clásica.

La inigualable belleza de estas Cuevas es resaltada de una manera excepcional por la iluminación, proyectada y realizada por el ingeniero Sr. Buigas.

Estas Cuevas permanecen abiertas al público durante todo el año.

En la web de las cuevas tampoco cuentan mucho más.

Puede que sea una cuestión de deformación profesional porque en mi trabajo en el MundoReal™ en los Museos Científicos Coruñeses nuestro objetivo es precisamente jugar a despertar la curiosidad del visitante en lo que está viendo y animarlo a plantearse hipótesis sobre ello, y estoy convencido de que a cualquiera con un mínimo de curiosidad se le ocurren muchas preguntas durante una visita a las cuevas:

  • La primera, por supuesto, sobre el origen de las cuevas (son de origen cárstico, BTW).
  • La segunda, cómo se forman las estalagtitas y estalagmitas.
  • ¿Por qué las hay de distintos colores?
  • ¿Por qué algunas parecen estar formadas por material sólido mientras que otras parecen estar formadas por capas, y algunas incluso parecen tener anillos de crecimiento como los de los árboles?
  • ¿Por qué algunas presentan una especie de «ramas» que crecen hacia los lados?
  • ¿Por qué se anchean cuando llegan al agua?
  • ¿Por qué en algunas zonas del techo no hay ninguna estalactita?
  • ¿Cómo se forman las «banderas»?
  • Etc…
En fin, en mi opinión es todo un desperdicio de lo que podría ser un magnífico recurso educativo, aunque por lo que he podido leer estos días hay gente que se muestra encantada con la visita tal y como está planteada. Aún así, merece la pena ver las cuevas al natural.

Y si te pica la curiosidad acerca del tema de las cuevas, The Virtual Cave tiene montones de fotos e información sobre cuevas y lo que se puede ver en ellas, y en concreto la sección dedicada a Solution Caves se refiere a cuevas del tipo de las del Drach.

(*) #include <disclaimer>: La foto que acompaña a esta anotación está sacada de la web oficial de las cuevas. Habría usado una mía, pero resulta que está prohibido hacer fotos.

Actualización: Iván, que también visitó estas cuevas, se sintió igualmente defradudado por la visita, y a cambio recomienda visitar las cuevas de Artà:

Existen otras cuevas, mucho más bonitas e interesantes: se llaman las cuevas de Artà, también están en Mallorca y recuerdo que en su interior existe un lago de agua hirviente. Al llegar a él, podía verse un paisaje precioso, con el mar al fondo. Los guías eran muy simpáticos y nos explicaron con todo lujo de detalles la historia y características de este tipo de cuevas.
Y ya en la península Antonio y Jaime recomiendan una visita a las cuevas de El Soplao, espectaculares y con visitas guiadas y explicadas.

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