Por @Wicho — 29 de marzo de 2011

LibrosLa formación acerca de la salud es un tema que está contemplado en el currículum de la enseñanza obligatoria en España (primaria y secundaria), ya sea en forma de contenidos específicos en ciertas asignaturas o bien como contenido complementario en otras asignaturas o actividades.

Por esto, muchos libros incluyen información al respecto con afirmaciones del estilo de «respirar por la nariz en lugar de por la boca evita resfriados» o bien «nadar después de comer puede producir indigestión».

Dada la importancia de este tipo de formación y de que esta sea fiel a los hecho, un equipo de la unidad de gestión del conocimiento del Hospital de Baza decidió estudiar hasta qué punto la información contenida en los libros de texto utilizados en colegios e institutos es acorde a los datos aportados por la medicina basada en la evidencia.

Para ello estudiaron 237 libros utilizados en colegios e institutos de la provincia de Granada entre el 1 de marzo de 2006 y el 1 de junio de 2007 y se quedaron con aquellos que incluían afirmaciones que se podían contrastar con datos, del estilo «fumar produce daños en el aparato respiratorio» y dejaron fuera aquellas que no tienen duda como por ejemplo «el corazón tiene cuatro cámaras» o aquellas del estilo «para vivir juntos en paz debemos respetarnos los unos a los otros».

Con esto, se quedaron con 80 libros escogidos al azar de los 129 que incluían el tipo de afirmaciones que entraban en los criterios citados, quedándose al final con 844 de estas.

Los resultados del estudio, disponible en Are the health messages in schoolbooks based on scientific evidence? A descriptive study, dicen que aunque hay bastante variación según el tema del que trate cada una de las piezas de información estudiadas, como término medio casi un 25 por ciento de los mensajes no están basados en ningún tipo de evidencia que el equipo pudiera localizar.

Del resto, casi un 61 por ciento se basan en algún tipo de estudio que sin embargo no especifica si el nivel de evidencia en el que se basa la respuesta es alta, baja, o media.

Esto deja aproximadamente sólo un 14 por ciento de afirmaciones incluidas en los libros de texto estudiados paras las que se encontró alguna respuesta en la que se especifica el nivel de evidencia de esta.

Pero ojo, que este 14 por ciento incluye también aquellas que presentan un bajo nivel de evidencia.

Igual, como sugieren los autores del estudio, habría que ver la forma de asegurarse de que lo que le cuentan a nuestros hijos sobre su salud en los libros sea mejor escogido.

Y no, ninguna de las dos afirmaciones que aparecen al principio de esta anotación están basadas en ningún tipo de evidencia científica, al menos en ninguna que los autores del estudio pudieran identificar.

(Vía La Voz de Galicia).

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