Por @Wicho — 12 de noviembre de 2013

Saturno y la Tierra, julio de 2013
Saturno y la Tierra, julio de 2013 - NASA/JPL-Caltech/SSI

El pasado 19 de julio la sonda Cassini, como en otras ocasiones, pasaba por detrás de Saturno y le hizo unas cuantas fotos.

Pero a diferencia de otras ocasiones las posiciones de Cassini, Saturno y la Tierra eran tales que nuestro planeta iba a salir en la foto, así que se organizó una campaña para que la gente sonriera hacia Saturno a la hora en la que Cassini estaba haciendo sus fotos; de hecho hay un mosaico de 16.000×5.833 pixeles [jpeg 26,9 MB] hecho con fotos de personas de todo el mundo saludando a Saturno en aquel momento.

El resultado de las fotos hechas por Cassino es esta imagen, o más bien su original a 9000×3500 pixeles, disponible en varias versiones en The Day the Earth Smiled. En el MundoReal™ lo que se ve en la foto mide 651.591 kilómetros de ancho.

Es un mosaico compuesto por 141 de las 323 fotos que tomó Cassini para la ocasión convenientemente alineadas y procesadas, entre otras cosas para aumentar ocho veces y media el brillo de la Tierra, Venus, Marte, Encélado, Epimeteo y Pandora, y cuatro veces el de Tetis.

A las 809 estrellas visibles como fondo se les aplicó un tratamiento similar, que fue de multiplicar por seis su brillo, en el caso de las más brillantes, hasta por dieciséis en el caso de las más tenues.

Cassini estaba a unos 1,2 millones de kilómetros de Saturno en el momento de hacer la foto, y unos 17 grados por debajo del plano de los anillos.

Al estar Cassini en la parte de atrás de Saturno vista desde el Sol está claro que la parte más lejana de los anillos queda tapada por el planeta propiamente dicho, pero no fue sino hasta que lei la descripción de Phil Plait en Glorious Saturn. And You, Too cuando me di cuenta de qué era lo que se ve en la parte de la foto más cercana a la sonda.

Los arcos de luz Se trata de la luz que se ve sobre la superficie de Saturno no son sus anillos –por eso no me cuadraba la forma– sino la luz reflejada por estos sobre la superficie del planeta; de hecho parte de los anillos está en sombra porque Saturno los eclipsa, y por eso las bandas de luz en cuestión se ven más oscuras hacia el centro.

Nosotros, todos nosotros, somos un pequeño punto azul pálido abajo y a la derecha de Saturno, que apenas se distingue de la Luna:

Un punto azul pálido julio de 2013
Un punto azul pálido, julio de 2013 - NASA/JPL-Caltech/SSI

Desde este punto de vista lejano, la Tierra puede no parecer de ningún interés particular. Pero, para nosotros, es diferente. Mira ese punto.

Eso es aquí. Eso es nuestra casa. Eso somos nosotros.

Ahí ha vivido todo aquel de quien hayas oído hablar alguna vez, todos los seres humanos que han existido.

La suma de todas nuestras alegrías y sufrimientos, miles de religiones seguras de sí mismas, ideologías y doctrinas económicas, cada cazador y cada recolector, cada héroe y cada cobarde, cada creador y destructor de civilizaciones, cada rey y cada campesino, cada joven pareja enamorada, cada niño esperanzado, cada madre y cada padre, cada inventor y explorador, cada maestro de moral, cada político corrupto, cada «superestrella», cada «líder supremo», cada santo y cada pecador en la historia de nuestra especie ha vivido ahí —en una mota de polvo suspendida en un rayo de sol.

La Tierra es un muy pequeño escenario en una vasta arena cósmica. Piensa en los ríos de sangre vertida por todos esos generales y emperadores, para que, en gloria y triunfo, pudieran convertirse en amos momentáneos de una fracción de un punto. Piensa en las interminables crueldades cometidas por los habitantes de un lugar del punto sobre los apenas distinguibles habitantes de alguna otra parte del punto. Cuán frecuentes sus malentendidos, cuán ávidos están de matarse los unos a los otros, cómo de fervientes son sus odios. Nuestros posicionamientos, nuestra imaginada auto-importancia, la ilusión de que ocupamos una posición privilegiada en el Universo… Todo eso es desafiado por este punto de luz pálida.

Nuestro planeta es un solitario grano de polvo en la gran penumbra cósmica que todo lo envuelve. En nuestra oscuridad —en toda esta vastedad—, no hay ni un indicio de que vaya a llegar ayuda desde algún otro lugar para salvarnos de nosotros mismos. Dependemos solo de nosotros mismos.

La Tierra es el único mundo conocido hasta ahora que alberga vida. No hay ningún otro lugar, al menos en el futuro próximo, al cual nuestra especie pudiera migrar. Visitar, sí. Colonizar, aún no. Nos guste o no, en este momento la Tierra es donde tenemos que quedarnos.

Se ha dicho que la astronomía es una experiencia de humildad, y yo añadiría que formadora del carácter. En mi opinión, no hay quizá mejor demostración de la locura de la soberbia humana que esta distante imagen de nuestro minúsculo mundo.

Para mí, subraya nuestra responsabilidad de tratarnos los unos a los otros más amable y compasivamente, y de preservar y querer ese punto azul pálido, el único hogar que jamás hemos conocido.

Un punto azul pálido, Carl Sagan, 1994

(Transcipción del texto de un Punto Azul Pálido vía SETI@Home México).

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