Por @Wicho — 7 de septiembre de 2017

¿Reiki? Vamos, no me j…

La medicina científica no lo cura todo. La medicina alternativa no cura nada.

Luis Alfonso Gámez

El recién publicado estudio Use of Alternative Medicine for Cancer and Its Impact on Survival analiza el riesgo de muerte para pacientes con cáncer de mama, de próstata, pulmón y colon –los cuatro más habituales en los Estados Unidos– que optaron por tratarse con medicina alternativa comparado con el de aquellos que utilizaron los tratamientos convencionales.

Y los resultados, sin que sorprendan a nadie que tenga dos dedos de frente, son aterradores: como media los pacientes que optaron por tratarse, al menos al principio, sólo con medicina alternativa multiplicaron por 2,5 sus posibilidades de morir. Y eso que, afortunadamente, en muchos casos estos mismos pacientes volvieron a la medicina cuando vieron que sus tratamientos alternativos no les estaban ayudando; el riesgo de morir sería mayor de no ser así.

Pero desglosando ese resultado por tipo de cáncer la cosa es aún peor. Los pacientes con cáncer de mama que optaron por la medicina alternativa se enfrentaron a un riesgo de muerte casi seis veces mayor que los que usaron tratamientos convencionales; los de cáncer de colon vieron multiplicadas por 4,57 sus posibilidades de morir; y los de pulmón por algo más de 2.

Los resultados de supervivencia a cinco años también son peores, con un 58,1% frente a un 86,6% para el cáncer de mama, 19,9 frente a 41,4 para el de pulmón, y 32,7 frente a 79,4 para el de colon. Y habría que ver qué resultados da este estudio u otro similar a más años vista.

Los únicos que no salen mal parados son los pacientes de cáncer de próstata, pero esto es porque es un tipo de cáncer poco agresivo, que puede estar años sin dar síntomas ni avanzar; de nuevo habría que ver los resultados con un estudio a más largo plazo. E idealmente habría que realizar más estudios similares.

Pero de todos modos el esfuerzo principal debe seguir estando por parte del personal sanitario a la hora de hablar con los pacientes y ganarse su confianza para que no acudan a esos tratamientos alternativos que tanto daño les pueden hacer.

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