Por @Wicho — 16 de mayo de 2007

Una vez que los seres humanos aceptamos que ni la Tierra ni el Sol eran el centro del universo y que todos esos puntitos de luz que vemos por la noche en el cielo son soles o colecciones de soles como el nuestro no hacía falta un esfuerzo de la imaginación muy grande para darse cuenta de que igual que había más estrellas en el universo también era casi seguro que tenía que haber otros planetas.

De todos modos, pasar de esa convicción a tener pruebas de su existencia no fue una tarea fácil debido a las enormes distancias de las que estamos hablando, y no fue hasta 1995 cuando los astrónomos pudieron confirmar la existencia de esos exoplanetas, en concreto con el descubrimiento de 51 Pegasi b.

Desde entonces, y utilizando distintos métodos e instrumentos el número de exoplanetas detectados ronda los 200, e incluso hemos sido capaces de ver directamente objetos como 2M1207 b, un objeto que para algunos podría ser un exoplaneta, aunque oficialmente es conocido como «un objeto de masa planetaria», e incluso hasta de hacer mapas de la temperatura de la superficie de alguno de ellos, algo impensable hasta hace muy poco.

Incluso estamos empezando a tener la posibilidad de detectar planetas de un tamaño similar al del nuestro, lo que representa un importante avance teniendo en cuenta que hasta ahora sólo estábamos siendo capaces de encontrar gigantes gaseosos tipo Júpiter o Saturno pero multiplicados por algún factor.

Viene todo este rollo a cuento de un par de recomendables artículos que acabo de descubrir en Cuaderno de Bitácora Estelar sobre este tipo de planetas, Exoplanetas: extraños mundos en entornos extremos y Sobre la diversidad de los Sistema Planetarios, que una vez más nos recuerdan cuánto nos queda por descubrir de nuestro universo.

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