Por @Wicho — 27 de febrero de 2013

Los tripulantes de la Estación Espacial Internacional se llevaron hoy un buen susto cuando se disparó la alarma de incendio, aunque afortunadamente resultó ser una falsa alarma.

Pero lo cierto es que un fuego a bordo de la ISS es una de las peores cosas que puede suceder, ya que sus tripulantes no tienen a donde escapar, salvo que se metan en las cápsulas Soyuz, y no hay tampoco ningún sitio por el que el calor y los posibles gases tóxicos producidos por el incendio puedan salir fácilmente.

Y si bien lo de hoy no pasó de un susto, el 24 de febrero de 1997 sí hubo un fuego a bordo de la estación espacial Mir que estuvo a punto de quedar fuera de control a pesar de haber sido iniciado a propósito cuando Jerry Linenger activó un generador químico de oxígeno para renovar la atmósfera de la nave.

Jay Apt en la MIR
Jay Apt en la MIR mirando a un generador de oxígeno como el que se le incendió a Linenger

Probablemente a causa de alguna contaminación en el proceso de fabricación lo que tenía que haber sido un fuego controlado y contenido en el tubo se convirtió en una llamarada mucho más larga de lo previsto que además lanzaba partículas de metal fundido contra una de las paredes de la Mir.

Linenger y sus compañeros se las apañaron para apagar el incendio sin que la cosa fuera a mayores, pero el fallo llevó a la aplicación de mayores controles en la fabricación de estos generadores y a rediseñar la forma en la que se usan hoy en día en la Estación Espacial Internacional.

La ISS dispone de dos sistemas de generación de oxígeno mediante electrólisis de agua, uno fabricado por Roscosmos y otro por la NASA, además de otros dos sistema de regeneración de la atmósfera que limpian esta de dióxido de carbono, y también recibe periódicamente aire a bordo de las naves de transporte que se envían allí periódicamente.

Pero como medida de precaución también hay a bordo cartuchos de perclorato de litio, similares a los que se usaban en la Mir, pero con la diferencia de que además de los controles más estrictos en su fabricación, ahora si es necesario usarlos se hace dentro del sistema de generación de oxígeno conocido como Vika que es básicamente una cámara aislada dentro de la que se ponen estos cartuchos antes de encenderlos.

En cualquier caso, estos cartuchos sólo se usan en circunstancias extremas, cuando la concentración de oxígeno baja demasiado y siempre bajo órdenes del control de la misión; de hecho no he conseguido encontrar datos acerca de la última vez que fue necesario usar Vika que no fuera para una prueba.

Unos generadores químicos de oxígeno para aviones, similares a los que se usan en la ISS, supuestamente desactivados pero en realidad aún en condiciones de funcionamiento, fueron los que provocaron el accidente del vuelo 592 de ValuJet cuando uno de ellos se activó en la bodega del DC-9 que realizaba el vuelo.

El calor generado por el cartucho que se activó contagió a los demás que tenía al lado, y el incendio acabó por provocar el hundimiento del suelo de la parte delantera izquierda de la cabina situada sobre el foco de este, lo que cortó los controles de vuelo y dejó el avión incontrolable.

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