Por @Alvy — 7 de noviembre de 2018

Este estupendo vídeo de TED-Ed explica algunos detalles teóricos y prácticos de la Ley de gravitación universal, esa fuerza –desde los tiempos de Einstein mejor entendida como una deformación del espacio-tiempo– que afecta a todos los objetos con masa. Es algo que nos mantiene atrapados a la Tierra y gobierna los movimientos de los objetos celestes. Algo que varía según las masas de los objetos y las distancias, pero de cuyo efecto nunca se puede escapar completamente (aunque puedan actuar fuerzas contrarias que lo compensen o incluso superen, por ejemplo con el motor de un cohete.)

A mi siempre me hace parecido un poco raro que dado que la atracción gravitatoria disminuye según el cuadrado de la distancia no haya una distancia enorme y galáctica a partir de la cual el efecto sea no «muy cercano a cero» (aunque pequeñísimo) sino realmente cero. ¿No hay una especie de fuerza mínima a esas escalas, una especie de equivalente de la distancia de Planck o el tiempo de Planck pero en fuerza? Está claro que lo mío no es la Física.

En esta explicación se confirma que efectivamente la atracción gravitatoria es ineludible y en cuanto exista masa hay atracción (o curvatura del espacio-tiempo), por muy lejos que estén los dos cuerpos y por poco masivos que sean. Galaxias, planetas, ornitorrincos y átomos tienen masa, de modo que ejercen su interacción gravitatoria unos sobre otros, sí o sí. Luego está el asunto de que esas fuerzas vayan en todas direcciones y a veces se compensen, pero eso es otra historia creo que menos interesante.

Como datos curiosos se menciona que la intensidad de la fuerza de atracción gravitatoria de la Tierra a los 400 km a los de altitud a los que se encuentra la Estación Espacial Internacional es de sólo el 90% que la que notamos en la superficie. Y a los 384.000 km a los que está la Luna es ya de sólo del 0,03%; más allá sigue disminuyendo. La atracción que ejerce un teléfono móvil sobre una persona que esté en la misma habitación es de 0,000000000001 Newtons, del mismo orden que los pocos piconewtons que ejerce sobre esa misma persona la Galaxia de Andrómeda, increíblemente más masiva pero también mucho más lejana: está a 2,5 millones de años luz de distancia.

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