Por @Alvy — 27 de junio de 2015

Brain Games tiene unos estupendos documentales donde se estudia la ciencia del comportamiento del cerebro humano, algunos de los cuales hemos comentado más de una vez por aquí. Un estupendo ejemplo es este segmento sobre cómo actúan los celos en nuestro cerebro.

En la narración se explica lo que sucede cuando los bebés de la primera parte ven que las madres dejan de prestarles atención: cuando su «rival» son objetos inhumanos como un teléfono o un libro, no sucede nada. Pero cuando el foco de atención pasa a ser un muñeco de rasgos muy humanos, su reacción es la de llamar la atención a cualquier precio, mostrándose abiertamente hostiles con el «nuevo juguete de mamá» que pasa a convertirse en un rival en potencia.

Lo sorprendente es que en el caso de los perros la situación no es muy diferente: los perros entienden que hablar con un teléfono o jugar con otro objeto no es un problema para que sus amigos humanos sigan disfrutando con ellos. Pero cuando otro perro –aunque sea inanimado– entra en escena… ¡se acabó el modo jugueteo! La hostilidad pasa a los ladridos y de ahí directamente a los mordiscos (¡ouch!)

Según explican en la narración, este comportamiento que parecemos llevar todos en algún rincón de nuestros instintos cerebrales podría convertir los celos en una sencilla regla de supervivencia: un humano o un perro que exijan que les presten atención tendrían mejores posibilidades de sobrevivir ante las adversidades, superando así algunos peligros en el proceso de selección natural de las especies.

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