Por @Wicho — 23 de enero de 2019

Portada del informeEn España nunca se ha hecho un macroestudio serio y enfocado a dilucidar la cantidad real de fallecidos a causa de las pseudoterapias. Pero mientras las administraciones públicas competentes se deciden a hacerlo la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas ha hecho una primera aproximación que está disponible en el Primer informe sobre fallecidos a causa de pseudoterapias en España [PDF].

El resumen es que el informe sitúa la cifra actual en una horquilla que va de las 1.210 a las 1.460 muertes al año. Aunque es una cifra que con toda seguridad infravalora las muertes causadas por pseudoterapias pues sólo incluye una estimación de las muertes de pacientes oncológicos por abandono o retraso de terapias y las muertes que se pueden estimar causadas por accidentes cerebrovasculares producidos por manipulaciones de quiroprácticos. Del resto de pseudoterapias simplemente no hay datos que permitan hacer una estimación.

Como se puede leer en el informe:

…este informe tiene las limitaciones debidas a la ausencia de datos oficiales y el error implícito que implica hacer extrapolaciones. Por ello, este informe pretende ser un primer paso hacia la realización de un estudio más profundo que, en todo caso, deberán emprender los organismos competentes con metodologías de estudio más adecuadas.

También habla del origen de este problema, apuntando algunas cuestiones clave para el entendimiento de la situación actual de las pseudoterapias en España: una gran cantidad de centros de sanitarios que incumplen la normativa estatal que regula su existencia sin que las autoridades competentes actúen; médicos que actúan fuera del código deontológico sin que los colegios médicos hagan nada al respecto; farmacias que dan una patina de credibilidad a la homeopatía despachándola; universidades que acogen cursos y títulos sobre pseudoterapias; y medios de comunicación que presentan debates equidistantes en los que se pone al mismo nivel la ciencia y la pseudociencia como si hubiera un debate científico real.

La conclusión final es que

En resumen, nos encontramos frente a un problema que no puede ser solucionado únicamente por una vía. La divulgación científica por sí misma no es suficiente para evitar estas muertes, ni la observación pasiva del problema desde las instituciones. El cumplimiento de las leyes sanitarias y una postura combativa por parte de las autoridades sanitarias, deberán formar parte de la solución de un problema que arroja miles de muertos al año.
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