Unos investigadores del Instituto Tecnológico de California han vuelto a revisar lo que sabemos sobre la velocidad del pensamiento y los sentidos y han dado con un dato sorprendente: el cerebro humano procesa información a apenas 10 bits por segundo, mientras que nuestros sentidos lo hacen a un ritmo de 1.000 millones de bits por segundo, es decir, 100 millones de veces más rápido.
Para empezar, esto se contradice con otro estudio de hace unos 15 años en los que se hablaba de un ancho de banda para los sentidos de entre tan solo unos 40 bps como máximo (vista, oído) hasta algo tan bajo como 1 bps (tacto, olfato).
El equipo ha publicado el trabajo, titulado apropiadamente La insoportable lentitud de la vida: ¿Por qué vivimos a 10 bits/s? en la revista Neuron. Y verlo deja casi más preguntas que respuestas: ¿Por qué el cerebro humano, con tantas neuronas, opera a una velocidad tan baja? ¿Qué mecanismos permiten al cerebro filtrar los millones de bits que reciben de los sentidos para quedarse sólo con los esenciales? ¿Cómo influye la evolución en nuestra capacidad de pensar en una única idea a la vez, frente al procesamiento en paralelo de los sentidos?
Un detalle divertido es que ese ancho de banda de sentidos y pensamientos se estudió con actividades como resolver cubos de Rubik, escribir o jugar videojuegos. Pero es que pensando, lo que es pensando, no llegamos ni a la velocidad del wi-fi ni del Bluetooth; ni siquiera a la de los antiguos módems de 9.600 ó 300 bps. Ese «pensamiento lento» es algo que han calificado de «extremadamente bajo» y que desafía toda intuición. Parece ser que tiene que ver con que el cerebro debe filtrar las enormes cantidades de datos procedentes de los sentidos para enfocarse en lo esencial, lo que lleva a un funcionamiento en serie, procesando solo un pensamiento a la vez.
De los 85.000 millones de neuronas del cerebro humano, un tercio está dedicado al pensamiento complejo, pero aún así funcionamientos a este ritmo exasperantemente limitado. Los investigadores sugieren que esa lentitud tiene raíces evolutivas: quizá nuestros antepasados usaban el cerebro para tareas más simples, como deambular por ahí, enfocándose en una sola cosa a la vez («coger fruta», «comer fruta», «buscar fruta»…). Esto todavía persiste y explica por qué somos tan malos cuando nos comportamos en «multitarea».
¿Sirve para algo ser conscientes de todo esta lentitud? Entre otras cosas dicen que podría ser un factor importante al tener en cuenta en las interfaces cerebro-computadora, que quizá pudieran ser rápidas en lo que se refiere a los sentidos pero que no requerirían apenas velocidad para transmitir «pensamientos» en uno u otro sentido. Incluso con estas herramientas tan futuristas el cerebro seguiría limitado a 10 bits por segundo. Aparte está el tema de cómo se comunican diferentes partes del cerebro claramente diferenciadas, como las internas que se encargan de las decisiones y emociones y las externas de datos sensoriales y motores.
La paradoja de todo esto es que esa limitada capacidad de vivir pensando a 10 bits por segundo parece suficiente para sobrevivir en un mundo en el que los acontecimientos se desarrollaran a un ritmo mucho más frenético. O al menos ahora; quizá en el pasado era todo más lento y tranquilo y ahora vivimos acelerados, quién sabe si por encima de nuestras posibilidades.