Por @Wicho — 31 de octubre de 2013

Concepción artística de Kepler-78b y su estrella
Concepción artística de Kepler-78b y su estrella

Hace unos días, hablando de como la cuenta de planetas extrasolares está ya rondando los 1.000, comentaba que una de las cosas que nos han enseñado es que hay que revisar los modelos que manejamos de formación de planetas y sistemas solares porque a menudo nos encontramos con planetas que no encajan en ellos ni con toda la vaselina del mundo.

Uno de estos planetas extrasolares «raritos» es Kepler-78b, un planeta rocoso de un tamaño similar a la Tierra pero que orbita su estrella cada ocho horas y media, tal y como se puede leer en Scientists Discover the First Earth-size Rocky Planet.

Está tan cerca de esta que se calcula que la temperatura en la superficie de su lado diurno debe andar entre los 2.300 y 3.100 K, lo que vienen a ser unos tórridos 2.000 a 2.800 grados centígrados, por lo que más que rocas allí habrá lava.

El problema es que según los modelos que manejamos Kepler-78b no puede haberse formado tan cerca de su estrella ni haber llegado hasta allí desplazado por el tirón gravitatorio de esta.

Tampoco es Kepler-78b el primero de estos planetas rocosos que orbitan muy cerca de su estrella que descubrimos, por lo que parece cada vez más obvio que algo falla en esos modelos.

Lo que hace aún más peculiar a Kepler-78b es que es el primer planeta extrasolar de un tamaño similar al de la Tierra del que conocemos su masa y su tamaño, lo que ha permitido calcular su densidad.

Kepler-78b y la Tierra
Kepler-78b y la Tierra (el 1,8 mass es un error del dibujante)

En concreto Kepler-78b tiene 1,2 veces el radio de la Tierra, algo que midió el telescopio espacial Kepler midiendo la cantidad de luz que bloquea al pasar por delante de su estrella, lo que se conoce como el método de los tránsitos planetarios.

Por otra parte su masa es de 1,7 veces la de la Tierra, algo determinado mediante observaciones desde los observatorios Keck en Hawaii y del Roque de los Muchachos en las Canarias usando el método de la velocidad radial, que mide las pequeñas oscilaciones que la masa del planeta provoca en la posición de la estrella.

La combinación de estos datos es lo que ha permitido determinar que su composición tiene que ser similar a la de la Tierra, piedras y hierro.

Y sin salir del tema de los planetas extrasolares, un equipo de astrofísicos del DLR, el Centro Aeroespacial Alemán, acaba de anunciar el descubrimiento de cuatro planetas más en el sistema KOI-351 sometiendo a nuevos análisis datos ya obtenidos en su momento por el Kepler.

KOI-351 y el sistema solar
Los planetas de KOI-351 a la izquierda y el sistema solar hasta la Tierra a la derecha

Sumados a los tres cuya existencia ya se conocía esto convierte a KOI-351 en el sistema solar –aparte del nuestro– con más planetas que conocemos hasta la fecha.

La peculiaridad –o no, igual es el nuestro el que es rarito– es que los siete planetas de KOI-351 están a menos de una unidad astronómica, la distancia que separa la Tierra del Sol, de su estrella, así que están bastante apelotonados, al menos para nuestros estándares.

Pero por lo demás KOI-351 es lo más parecido que hemos encontrado hasta ahora al sistema solar.

Los detalles están en Second Solar System detected.

(Lo de Kepler-78b vía @NASAKepler con información adicional de Eureka;

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