Por @Wicho — 18 de noviembre de 2015

Comienza el encapsulado
Comienza el encapsulado – ESA–Manuel Pedoussaut, 2015

Unido ya al módulo de propulsión, que a su vez ya ha sido cargado de combustible, y retirados todos los remove before flight como las tapas de las toberas del sistema de maniobra y los pines que impiden el disparo de los mecanismos pirotécnicos que los tienen que separar una vez en órbita, el satélite Lisa Pathfinder de la Agencia Espacial Europea está ya encapsulado en su cofia protectora, listo para ser montado en el cohete Vega que lo lanzará el próximo 2 de diciembre.

La cofia sirve para evitar que la carga útil de los cohetes sufra los efectos de la atmósfera mientras estos aceleran, por lo que se convierte en peso muerto una vez que el cohete está lo suficientemente alto; en el caso del lanzamiento de Lisa Pathfinder esto será a los 3 minutos y 54 segundos del lanzamiento.

En ese momento las dos mitades de la cofia se separarán del cohete, cayendo hacia el suelo, aunque no llegarán a este, ya que se quemarán en la atmósfera.

Por su parte, si todo va bien, Lisa Pathfinder estará en órbita apenas diez minutos después del lanzamiento, listo para emprender su camino hacia el punto de Lagrange L1, donde desarrollará su misión.

LISA Pathfinder en el espacio
Impresión artística de LISA Pathfinder tras la separación del módulo de propulsión - ESA

Esta consiste en servir de plataforma de pruebas para LISA, de Laser Interferometer Space Antenna, Antena Interferomérica Láser Espacial, una misión que constará de tres sondas que estarán en el espacio formando un triángulo equilátero de un millón de kilómetros de lado.

El objetivo de LISA es detectar las ondas gravitacionales, cuya existencia predice la teoría de la relatividad general de Einstein, y de las que tenemos pruebas indirectas de que en efecto existen, aunque hasta ahora nunca hemos podido detectarlas directamente.

Para ello cada una de las tres sondas llevará a bordo dos telescopios con un láser que apuntarán a las otras dos sondas, midiendo continuamente su posición relativa, para ver si las ondas gravitacionales las mueven.

Claro que apuntar estos telescopios y medir con la suficiente precisión no es precisamente trivial, y aquí es donde entra en juego Lisa Pathfinder, que servirá para poner a prueba las tecnologías que luego se usarán en LISA.

Lisa Pathfinder alberga en su interior dos cajas de 5,5 centímetros de lado separadas 38 centímetros una de la otra, cada una de las cuales albergará un cubo de oro y platino similar a los de la misión real. Una vez en el espacio estos cubos no tendrán contacto con su caja, sino que flotarán libremente dentro de ella, en la caída libre más refinada que jamás hayamos conseguido; de ahí que Lisa Pathfinder vaya hacia el punto de Lagrange L1, pues allí las gravedades del Sol y de la Tierra «se anulan» la una a la otra.

El sistema óptico de Lisa Pathfinder medirá la posición de cada uno de ellos con la idea de poder detectar cosas que afecten la posición de los cubos y que se nos hayan podido escapar para luego poderlos tener en cuenta a la hora de terminar el diseño de los satélites LISA.

Sistema óptico del LISA Pathfinder
Sistema óptico del LISA Pathfinder

La precisión requerida es tan grande que a la hora de montar Lisa Pathfinder los técnicos medían hasta la longitud que cortaban en las bridas usadas para su montaje no sólo para saber el peso exacto del la nave sino para poder saber exactamente cual es su centro de gravedad y cómo se distribuye su masa alrededor de las cajas que albergan las dos masas de control.

La campaña de lanzamiento se puede seguir en el blog de la misión; Lisa Pathfinder está además en Twitter como @ESA_LPF.

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