Por @Wicho — 25 de enero de 2021

Juno en órbita alrededor de Júpiter
Impresión artística de Juno en órbita alrededor de Júpiter. En el extremo de uno de sus paneles solares se ve el magnetómetro, uno de los nueve instrumentos que lleva a bordo – NASA/JPL-Caltech/SwRI

Dado que Juno sigue funcionando bien y recogiendo valiosos datos acerca de Júpiter la NASA ha vuelto a prorrogar la misión de la sonda. En esta ocasión es hasta septiembre de 2025, si es que aguanta hasta entonces. Es la segunda prórroga de la misión tras la concedida en junio de 2018 que la llevaba hasta julio de 2021.

En esta segunda misión extendida la órbita de Juno, que la va llevando cada vez más hacia el polo norte del planeta, le permitirá además hacer aproximaciones cercanas a Ganímedes, Europa e Ío, tres de las lunas de Júpiter. Estas aproximaciones cercanas se usarán también para modificar el periodo de la órbita de la sonda, lo que hace que pueda aumentar el número de perijoves –sus aproximaciones máximas al planeta– aunque esto la pone en mayor riesgo de sufrir un fallo ya que el entorno de Júpiter no es precisamente amistoso para la electrónica de a bordo. En total serán 42 órbitas extra para la misión.

Órbitas de Juno a lo largo de su misión – NASA/JPL-Caltech/SwRI
Órbitas de Juno a lo largo de su misión principal y de sus dos extensiones de misión – NASA/JPL-Caltech/SwRI

Los encuentros con las lunas comienzan con un sobrevuelo a baja altura de Ganímedes el 7 de junio de 2021 durante el perijove 34 que reducirá el período orbital de unos 53 a 43 días. Además colocará a Juno en camino del sobrevuelo cercano de Europa el 29 de septiembre de 2022 en el preijove 45), que a su ves reducirá el período orbital a 38 días. Un par de sobrevuelos cercanos a Ío, el 30 de diciembre de 2023 (PJ57) y el 3 de febrero de 2024 (PJ58), dejarán el período orbital en 33 días.

Juno es la segunda sonda, tras Galileo, que henos puesto en órbita alrededor de Júpiter. Sus instrumentos están diseñados para analizar la composición de la atmósfera de Júpiter con la idea, entre otras cosas, de intentar averiguar si tiene o no un núcleo sólido bajo su manto de nubes. Obtendrán también mapas detallados de su campo magnético, de sus emisiones de radiación, y de su campo gravitatorio. La idea es que todo eso nos ayude a saber más del origen de nuestro sistema solar, ya que a fin de cuentas Júpiter no es más que una estrella que se quedó pequeña y nunca llegó a encenderse. Y nos ha ido revelando cosas sorprendentes.

Tarde o temprano Juno dejará de funcionar y se precipitará en la atmósfera del planeta, dónde resultará destruida. Aunque también cabe la posibilidad de que siga funcionando hasta el final de la misión y pueda seguir enviando datos mientras se inmola en un último acercamiento a Júpiter. Esto dependerá de si, como decíamos antes, la electrónica de a bordo aguanta. El otro factor determinante es la cantidad de combustible que le quede, pues antes de que se agote habrá que programar el fin de la misión.

Su lugar lo ocuparán las misiones Europa Clipper de la NASA y Juice de la Agencia Espacial Europea. Aunque si se cumplen las últimas previsiones no está previsto que entren en órbita alrededor de Júpiter hasta 2030 y 2029 respectivamente.

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