Por @Wicho — 29 de junio de 2015

Dos minutos y 19 segundos después de un lanzamiento en apariencia perfecto el Falcon 9 que tenía que haber puesto en órbita la cápsula de carga Dragon CRS-7 reventaba, en apariencia por un fallo estructural en la segunda etapa, aunque la que estaba en uso en ese momento era todavía la primera.

Este fallo podría haberse debido a una pérdida de presión del tanque de oxígeno líquida de esta segunda etapa, que en esas condiciones no habría sido capaz de resistir los esfuerzos del lanzamiento, aunque aún faltan meses hasta que se pueda establecer la causa con certeza.

Es un poco como una lata de bebida: es muy difícil –sino imposible– aplastarla si está llena y cerrada, pero muy fácil en cuanto la abres y deja de estar a presión.

El fallo del lanzamiento supone, obviamente, la pérdida de toda la carga útil que la Dragon llevaba rumbo a la Estación, entre ella 676 kilos de suministros para la tripulación, 529 kilos de material para experimentos, un traje espacial de repuesto, y el primero de los dos adaptadores para atraque previstos para que los usen las futuras cápsulas tripuladas de Boeing y SpaceX.

Pero más que eso es un nuevo revés en lo que a mantener el nivel de provisiones de la Estación supone, y ya va el tercero en pocos meses tras la pérdida de la Cygnus 3 en octubre de 2014 y de la Progress M-27M en mayo de 2015.

Así que aunque por ahora no haya problemas, ya que hay reservas a bordo, los lanzamientos de la Progress M-28M y del HTV-5 japonés, previstos respectivamente para el 3 de julio y para agosto, sí empiezan a ser bastante críticos; Roscosmos ha añadido un lanzamiento extra de otra Progress a finales de año para intentar normalizar la situación.

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