Por @Wicho — 29 de septiembre de 2020

El planeta extrasolar Matusalén – NASA y G. Bacon (STScI)
El planeta extrasolar Matusalén – NASA y G. Bacon (STScI)

Hace unos días un grupo de científicos de la Universidad de Cornell liderado por Rosanne Di Stefano publicaba un estudio en el que afirman haber descubierto el primer candidato a planeta extragaláctico, un planeta que orbita una estrrella en otra galaxia: M51-ULS-1b: The First Candidate for a Planet in an External Galaxy

Si desde hace unos años hemos podido comprobar que numerosas estrellas de nuestra galaxia tienen planetas que orbitan a su alrededor es lógico suponer que en otras galaxias sucede lo mismo. Pero si ya es complicado detectar planetas extrasolares en la Vía Láctea debido a las enormes distancias involucradas localizar un planeta en otra galaxia parece poco menos que imposible.

Y por si fuera poco en este caso se trata de un planeta situado en la galaxia M51, también conocida como la galaxia Remolino, que está situada a la friolera de unos 25 millones de años luz de nosotros. ¿Quién dijo lejos?

Resulta que el 20 de septiembre de 2012 el telescopio espacial Chandra registró un descenso de las emisiones de M51-ULS-1, una de las más brillantes fuentes de rayos X conocidas, que durante casi tres horas quedó casi totalmente apagada antes de volver a aparecer. En su momento nadie se dio cuenta porque nadie estaba buscando variaciones tan cortas. Pero como los datos quedan ahí guardados para que cualquier los pueda volver a usar Di Stefano y su equipo localizaron ese bajón dentro de su proyecto para intentar localizar planetas gracias a las fuentes de rayos X.

M51-ULS-1 es una estrella binaria de rayos x de alta masa. Esto quiere decir que está compuesta por bien un agujero negro o una estrella de neutrones y otra estrella normal masiva. El agujero negro o la estrella de neutrones están absorbiendo materia de su compañera, lo que produce las potentísimas emisiones en la banda de los ratos X que lo caracterizan.

Según el equipo de Di Stefano la explicación más plausible –descartada la presencia de otra estrella cercana que pueda tapar M51-ULS-1 momentáneamente por las características del sistema o que se haya interrumpido momentáneamente la caída de material en el agujero negro o la estrella de neutrones– es que haya un planeta algo más pequeño que Saturno que en su órbita se cruza entre la estrella y nosotros y produce esos eclipses. Y es que los agujeros negros o las estrellas de neutrones pueden llegar a ser lo suficientemente pequeños como para que los pueda tapar un planeta de tamaño no especialmente descomunal.

Habrá que hacer más observaciones para confirmar la existencia de M51-ULS-1b (sí, los nombres de los planetas extrasolares son meh), por eso por ahora sólo hablamos de un candidato a planeta extrasolar. Si se confirma validaría el método de buscar ocultaciones de fuentes de rayos X para detectar planetas extrasolares.

Pero lo que igual es discutible es eso que afirma el título del trabajo de que es el primer candidato a planeta en otra galaxia. De hecho podría ser hasta el tercero. El artículo Probing Planets in Extragalactic Galaxies Using Quasar Microlensing, también de un grupo de la Universidad de Cornell, de enero de 208 ya propone la presencia de planetas extragalácticos alrededor del quasar RXJ1131-1231. Y el artículo Pixel-lensing as a way to detect extrasolar planets in M31 de 2009 también propone la existencia de un palneta extragaláctico en la galaxia de Andrómeda.

Eso sí, el planeta extragaláctico propuesto por Di Stefano y sus colegas es, de todos ellos, el que tiene una explicación más fácil para su existencia. Y de hecho sabemos que hay estrellas de neutrones que tienen planetas a su alrededor: el púlsar Lich, situado en la Vía Láctea, tiene tres planetas a su alrededor: Draugr, Poltergeist y Phobetor, que además fueron los tres primeros planetas extrasolares que encontramos; por su parte Matusalén está en órbita alrededor de PSR B1620-26, un sistema formado por un púlsar (una estrella de neutroes que gira rápidamente sobre sí misma) y una enena blanca.

En cualquier caso lo que parece claro es que según vayamos refinando las técnicas de observación y de análisis de datos irán apareciendo más planetas en galaxias muy, muy lejanas (o no tanto). Y es que igual que la Tierra no es más que un planeta insignificante en el universo nuestra galaxia no es más que una galaxia más en el universo que no tiene nada de especial más allá de que es nuestro hogar.

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