Por @Wicho — 3 de octubre de 2023

Aunque ya hemos recibido algunas imágenes de prueba que prometen resultados espectaculares la Agencia Espacial Europea (ESA) se ha visto obligada a prolongar la puesta en marcha del observatorio espacial Euclid a causa de tres problemas.

Estos son que el sensor de guiado fino es incapaz de localizar algunas de las estrellas más tenues con las que tiene que trabajar; que se cuela luz indeseada en el instrumento VIS; y que los rayos X emitidos por las erupciones solares afectan más a los sensores del observatorio de lo que estaba previsto.

De los tres el más crítico es el primero. El sensor de guiado fino (FGS por sus siglas en inglés) es un instrumento que busca determinadas estrellas en su campo de vista para saber hacia dónde está orientado Euclid en cada momento. Es, salvando todas las distancias, como si desde un barco usas varios faros para poder triangular tu posición en el mar. Saber hacia dónde mira el telescopio no sólo es importante para seguir su programa de observaciones que divide el cielo en segmentos que va a ir explorando uno tras otro sino que además el FGS tiene que controlar en todo momento que las estrellas hacia las que está mirando no se muevan para que las imágenes que toman los instrumentos de a bordo no salgan movidas.

Pues por lo visto en algunos momentos el FGS no es capaz de detectar con la fiabilidad necesaria alguna de las estrellas más débiles con las que ha de trabajar. Afortunadamente el equipo de la misión ha desarrollado una actualización de software que parece corregir el problema. Pero aún hay que terminar de probarla, y de ahí que la ESA haya decidido prolongar la puesta en marcha de Euclid.

El segundo problema es que aunque ya se sabía que un soporte de uno de los propulsores quedaba fuera de la sombra del parasol del observatorio y recibiría la luz directa del sol resulta que refleja más luz de la prevista y en ciertos ángulos se mete en el instrumento VIS a pesar de todas las capas aislantes que lleva. Lo que es un poco WTF, sí.

En cualquier caso el equipo de la misión ha estado haciendo pruebas y ya sabe en qué ángulos ese soporte refleja demasiada luz como para hacer las observaciones inservibles. Así que lo solucionarán reprogramando las observaciones de Euclid para evitar esos ángulos.

En el caso de los rayos X, de nuevo en ciertos ángulos, y a pesar de las protecciones contra ellos que llevan los sensores, resulta que afectan a las observaciones, produciendo ruido en ellas. Coincide además con que el Sol está en un periodo de bastante actividad en el ciclo actual, cuyo pico se espera para 2024-2025.

Los análisis llevados a cabo estiman que, dependiendo de la actividad solar, Euclid podría perder alrededor del 3 % de sus datos debido a este problema. Sin embargo, ahora que se ha descubierto el problema, los equipos de los instrumentos son capaces de identificar los píxeles afectados y descartarlos en análisis posteriores. Y además están trabajando en planes para repetir las observaciones que sean necesarias con el fin de compensar eventuales pérdidas debidas a este problema en los datos recogidos por Euclid.

Así que a pesar de todo la ESA es optimista.

El objetivo de Euclid durante los seis años que se prevé que dure su misión es cartografiar la estructura del universo a gran escala y ayudarnos a comprender la materia y energía oscuras. Para ello creará el mapa 3D más exacto y más grande del universo, que revelará cómo se ha expandido el universo y cómo ha evolucionado la estructura a gran escala durante su historia. Y partir de esto podremos aprender más acerca del papel de la gravedad y la naturaleza de la energía y materia oscuras.

La misión está en Twitter como @ESA_Euclid.

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