Por si no tuviéramos suficiente con asomarnos a la intimidad de la vida privada de los electrones gracias a la técnica desarrollada en la Universidad de Lund que permite fotografiar electrones en movimiento, la universidad de Cornell anunciaba hace unos días la puesta en marcha de un microscopio electrónico de transmisión de barrido con una sensibilidad y precisión muy superior a la de modelos anteriores, lo que le permite identificar átomos individuales en las muestras que explora y distinguir a qué elemento pertenecen gracias a que es capaz de captar diferencias mucho más sutiles en la forma en la que el haz de electrones interactúa con los átomos de la muestra, además de realizar las exploraciones entre 50 y 100 veces más rápido: New Electron Microscope Identifies Individual Color-coded Atoms.
Esto permite realizar un procesado de las imágenes que se obtienen con él en el que cada uno de esos átomos puede ser coloreado, lo que a su vez permite identificar cómo están dispuestos en la muestra, lo que es muy importante en el desarrollo de nuevos materiales.
Por ejemplo, en esta imagen se ven las áreas de unión entre distintos elementos como lantano y manganeso arriba a la izquierda, lantano y titanio arriba a la derecha, manganeso y lantano abajo a la izquierda, las tres uniones limpias, mientras que abajo a la derecha se ve la imagen de la unión entre átomos de manganeso y titanio en la que una línea púrpura que indica que estos se están mezclando:
Átomos en «color» por Robert Muller
Este tipo de imágenes permitirá saber si lo que se está fabricando es lo que se cree que se está fabricando y así poder afinar las técnicas y procesos de producción; el saber cómo están dispuestos los átomos a ciencia cierta también permitirá relacionar directamente su disposición con sus propiedades sin tener que fiarse de suposiciones.
Lo más curioso de la noticia es quizás que ya en 1935 se habían identificado los problemas que limitaban la resolución de las imágenes obtenidas mediante el microscopio electrónico -el primero fue construido en 1931 por los alemanes Ernst Ruska y Max Knoll- y que en 1947 ya se habían propuesto las ideas para evitarlos que utiliza este nuevo microscopio, pero hasta hora no se habían producido los avances necesarios en el campo de la informática que han permitido diseñar el instrumento, fabricarlo mediante máquinas de control numérico dotadas de la suficiente precisión, y controlarlo.
(Vía Slashdot.)