Por @Wicho — 18 de marzo de 2015

Ángel Gómez Roldán comentaba en Twitter que esta pasada noche ha sido una de las más impresionantes de los últimos años en cuanto a auroras polares, en este caso auroras boreales, ya que estaba en Islandia como etapa previa en su viaje a la caza del eclipse solar del día 20 y ha podido disfrutar de un espectáculo increíble.

En el vídeo de arriba se puede ver un adelanto «en crudo» de una parte ínfima del material que capturaron anoche; en el hashtag #Auroraborealis hay montones de fotos de las auroras de la pasada noche, muchas tomadas desde sitios en los que es relativamente raro verlas.

Aurora sobre Estocolmo por Anders Jildén

Esto ha sido así porque se ha producido una tormenta geomagnética de clase G3 que ha permitido ver auroras bastante más al sur y al norte de lo que es habitual; durante el día la tormenta ha llegado a la clase G4, que es la máxima, aunque ahora su actividad está bajando.

Una tormenta geomagnética se produce cuando un frente de partículas muy energéticas procedentes del Sol choca contra la magnetosfera terrestre.

En este caso provenían de dos eyecciones de masa coronal que ocurrieron el domingo 17; el frente de partículas vio además aumentada su fuerza además por un hueco en la magnetosfera solar a través del que pasó sin perder energía.

Esto puede tener efectos en las comunicaciones por radio o el funcionamiento del GPS, fallos intermitentes o definitivos en la electrónica de los satélites artificiales y naves espaciales, u obligar a los astronautas a buscar refugio en las zonas más protegidas de sus naves, por citar algunos ejemplos, aunque los seres vivos que estamos dentro de la atmósfera estamos bien protegidos por la antedicha magnetosfera terrestre.

De todas formas si la tormenta es lo suficientemente fuerte se pueden apreciar efectos sobre las redes eléctricas en tierra; en 1895 hubo una tormenta geomagnética tan fuerte, conocida como el evento Carrington, que incluso se vieron auroras en Cuba.

Pero lo normal es que sus efectos desde la superficie de nuestro planeta se reduzcan a que disfrutemos del magnífico espectáculo de las auroras polares.

No tenemos del todo claro como interactúan el Sol y la magnetosfera terrestre, pero aún así en la página Space Weather Conditions de la NOAA, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos, se pueden consultar las condiciones actuales y las previsiones acerca de tormentas geomagnéticas y fenómenos asociados, incluidas las predicciones acerca de donde se podrán ver auroras.

A pesar de ese desconocimiento acerca de cómo interactúan el Sol y nuestro planeta este año debería ser un buen año para ver auroras, ya que el Sol está en o cerca del máximo de su ciclo actual de actividad.

Claro que para tener más posibilidades de verlas, hay que viajar a menos que vivas ya lo suficientemente al norte o al sur.

Creo que ver una aurora polar en directo es una de esas cosas que debería hacer uno sí o sí antes de morir.

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