Por @Alvy — 26 de abril de 2015

Schrödinger en un billete de 1.000 chelines

No estaba yo al tanto de que Edwin Schrödinger, el famoso físico que tanto contribuyó en las teorías de la mecánica cuánta, es para algunos injustamente considerado un científico cruel con los animales. Y todo por su famoso experimento mental con un gato encerrado en una caja en la que un evento cuántico podía activar (o no) en un mecanismo que liberaba un veneno que mataba al gato.

Pero todo está bien. Según Paul Halpern de PBS Nova, citado por Disinformation:

Tal y como ha contado su hija Ruth, la familia tenía una perrita collie llamada «Laddie» a la que estaban muy unidos durante la época de la II Guerra Mundial. Luego vino lo del gato. Y aun así, 80 años después, todavía hay quien le conoce como alguien que odiaba a los gatos (…) La realidad es que el gato de Schrödinger fue simplemente uno más de los animales de todo un zoo imaginario que su razonamiento empleó vívidamente en experimentos mentales.

Para constatarlo, otros animales además del gato que se describen en el artículo son la pulga de Schrödinger, la anémona de Schrödinger, los conejos de Schrödinger e incluso el Iguanodon de Schrödinger.

Parece casi una cuestión de marketing: No me imagino que una repelente «pulga» hubiera podido popularizarse por estupenda que fuera la teoría subyacente; en cambio los adorables conejos tenían más posibilidades – aunque estaban vinculados a la famosa Gran Teoría Unificada que nunca llegó a ningún lugar. (El mayor secreto del universo explicado con… ¡conejos! Me gustaría verlo).

El caso es que su (imaginario) gato tenía todos los ingredientes de un caballo ganador: un alto grado de empatía para los humanos, una magnífica teoría detrás, y un pleno en la física de la época. Así que… ¡Larga vida al gato!

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