Los colores según los hombres y las mujeres por McLarenX;
es una traducción de Color Wheel de Doghouse Diaries
Turquesa viejo. Gris Marengo. Blanco roto. Rosa palo…
Aunque esta ilustración está creada en clave de humor resulta que, más allá de que ya para empezar no manejemos los mismos nombres para los colores, lo de que las mujeres y los hombres vemos los colores de forma diferente tiene una base biológica.
Situada en el interior de nuestros ojos, la retina es la parte de estos que se encarga de convertir la luz que entra en ellos en la señales eléctricas que circulan por el nervio óptico que nuestro cerebro se encarga finalmente de convertir en imágenes.
Aparte de por neuronas la retina está formada por dos tipos de células sensibles a la luz, los bastones y los conos.
Los bastones son muy sensibles a la luz, lo que nos permite ver casi en la oscuridad, pero a cambio se saturan en seguida cuando sube el nivel de luz y no son sensibles al color.
Por su parte los conos son los que nos permiten ver en color gracias a que los hay de tres tipos, sensibles cada uno de ellos a la luz roja, verde y azul. Los colores que vemos dependen del nivel de estimulación de cada uno de estos tipos de conos, igual –salvando las distancias– que cuando jugamos con un programa de diseño que nos permite escoger colores variando la cantidad de rojo, verde y azul.
Si, ya sea por herencia, o por causa de alguna enfermedad, alguno de los tipos de conos no existe o no funcionan, la persona en cuestión no podrá distinguir correctamente los colores. Recurriendo de nuevo al ejemplo del ordenador, es un poco como cuando el cable del monitor está mal enchufado o estropeado y deja de llegar la señal de uno de los tres colores, con lo que el monitor adquiere una dominante que impide ver los colores correctamente.
Según el tipo de conos afectados y su nivel de afectación el individuo en cuestión puede sufrir protanopia, o ceguera para el color rojo, deuteranopia, o ceguera para el color verde, tritanopia, o ceguera para el color azul, o acromatopsia, que es la ausencia total de la percepción de colores; también hay variantes como el daltonismo, que causa dificultades para distinguir los colores, pero en grados distintos, o la tritanomalía, que afecta a la capacidad para distinguir la diferencia entre algunos tonos de azul y amarillo.
Visión normal vs deuteranopia
La diferente respuesta al color de los conos viene de la presencia en su interior de unos pigmentos que no son otra cosa que proteínas codificadas en nuestro ADN.
Así, el pigmento S, que es el que está en los conos sensibles al azul, está codificado en el cromosoma 7, mientras que el M, que es el del verde, y el L, que es el del rojo, están ambos codificados en el cromosoma X.
Si recuerdas un poco de tus clases de biología los cromosomas sexuales en los hombres son XY, mientras que en las mujeres son XX, lo que explica, entre otras cosas, que la incidencia del daltonismo en ellas sea tres veces inferior a la incidencia en los hombres. Simplificando mucho las cosas, tienen una copia de seguridad extra de las instrucciones para fabricar conos, con lo que aunque la de uno de los cromosomas venga estropeada, les queda la del otro para desfacer el entuerto.
Si no ves un 74 en esta ilustración, sufres alguna forma de daltonismo
Pero eso significa también que tienen más posibilidades de que una mutación en alguno de sus cromosomas X haga que no todas sus proteínas M y L sean exactamente iguales; de hecho se calcula que hasta un 50 por ciento de las mujeres caucásicas tiene dos tipos diferentes de pigmento L, lo que les permite distinguir mayor variedad de colores que los hombres.
Además, a veces, cuando se producen los espermatozoides y óvulos se puede dar una anomalía que da lugar a un gen que produce una proteína híbrida M/L, que en los hombres produce una forma de daltonismo, pero que en las mujeres que además tienen pigmentos M y L normales produce lo que se denomina tetracromía, aunque es algo que ocurre en muy contadas ocasiones.
Las mujeres con tetracromía tienen cuatro tipos diferentes de conos, lo que les permite distinguir muchos más colores que el resto de las personas, incluso que las demás mujeres. Retornando al símil del ordenador, es como si su tarjeta gráfica tuviera más bits de color que la de las personas normales; piensa en un gif con sus 256 colores y una imagen de 24 bits como ejemplo extremo, aunque sería más adecuado comparar imágenes en 16 y 24 bits.
Una de estas mujeres con tetracromía es Concetta Antico, que tal y como se puede leer en What’s a Tetrachromat? Meet a Person Who Sees 100 Million Colors cuando mira al cielo por la noche no lo ve negro sino que distingue azules, violetas, e incluso verdes, llegando incluso a distinguir un halo de colores alrededor de las estrellas; la Luna la ve rodeada de un halo con los colores del arcoiris.
La Luna pintada por Concetta Antico
Un análisis del ADN de Concetta ha confirmado que tiene el potencial para ser tetracrómata, aunque esto no basta para confirmarlo, ya que aunque el gen esté presente puede pasar que no se exprese con la suficiente fuerza como para crear una cantidad de conos M/L suficientes, y hoy por hoy no disponemos de ninguna técnica que nos permita analizar los conos in vivo.
Pero otras pruebas que se le han realizado, aparte de sus declaraciones, confirman que en su caso sí está presenta la tetracromía.
De todos modos, la parte genética del asunto es sólo un aspecto: la forma en la que el cerebro procesa la información que reciben los ojos también influye enormemente en cómo vemos las cosas, pero eso es harina de otra anotación.
(Parte de la información de esta anotación sale del artículo Por qué las mujeres ven más colores de Daniel Moreno publicado en Principia, Temporada 1, Episodio 1).
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