Por @Wicho — 18 de abril de 2014

Lanzada en septiembre de 2013 la sonda LADEE, de Lunar Atmosphere and Dust Environment Explorer, Explorador de la Atmósfera Lunar y del Entorno de Polvo, tenía como objetivo estudiar la tenue atmósfera de la Luna, que en realidad es lo que los científicos denominan una exosfera, formada por moléculas que flotan alrededor de ella que no pueden escapar al espacio porque la gravedad de la nuestro satélite se lo impide pero que son tan escasas que no se comportan como un gas.

Desde el principio estaba claro que la misión iba a durar poco, pues para mantener el control de la órbita de la sonda el combustible de a bordo no iba a dar más que para unos meses de operaciones, en especial teniendo en cuenta que LADEE iba a sobrevolar la Luna a poca altura para poder realizar las mediciones necesarias y que el irregular campo gravitatorio de la Luna iba a exigir usar mucho combustible para ello.

Y en efecto esta pasada madrugada, tal y como se puede leer en NASA Completes LADEE Mission with Planned Impact on Moon's Surface, la sonda se estrellaba en un punto aún por determinar del lado oculto de la Luna.

La idea de elegir el lado oculto de la Luna para el impacto era proteger los sitios de aterrizaje de misiones anteriores, ya que a diferencia de las sondas GRAIL el punto de impacto de LADEE no estaba previamente calculado.

Simplemente su órbita fue bajando cada vez más y más hasta que terminó por chocar con alguna elevación de la superficie de la Luna.

LADEE durante las pruebas previas al lanzamiento
LADEE durante las pruebas previas al lanzamiento (NASA/Ames Research Center)

En los próximos meses la Lunar Reconnaissance Orbiter intentará obtener imágenes del punto de impacto, mientras que a los científicos les quedan meses y años de trabajo para analizar los datos obtenidos por LADEE durante su misión.

Tienen más de 700.000 mediciones que analizar que les permitirán determinar la composición de la exosfera lunar a distintas alturas y en distintos lugares; también ha tomado muestras de la cantidad de polvo presente a distintas alturas y lugares que ya han permitido determinar que hay más en la zona por la que amanece en la Luna.

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