Esta mañana llegó al Centro Espacial John F. Kennedy la tripulación del transbordador espacial Discovery para la misión STS-121 de la NASA, que si todo va según lo previsto despegará el próximo sábado 1 de julio a las 21:49 hora de España: Astronauts enter shuttle spotlight.
Esta misión dista mucho de ser una misión rutinaria, si es que este término se puede aplicar a las misiones espaciales, ya que es sólo la segunda tras el desastre del Columbia en 2003 cuando este transbordador resultó destruido al entrar en la atmósfera tras la misión STS-107.
Tras la correspondiente investigación se llegó a la conclusión de que un trozo de espuma aislante desprendido en el momento del despegue agujereó el ala izquierda y que por ese agujero entró aire a altísima temperatura durante la reentrada, lo que provocó la destrucción de la nave.
Se hicieron numerosas modificaciones al Discovery para la misión STS-114 de hace casi un año, y aún se le han hecho más para esta misión, pero nadie tiene claro cuán segura es la nave.
La estimación oficial de la NASA es que los astronautas tienen unas posibilidades de 1 contra 100 de morir en el transcurso de la misión, pero como se puede leer en How risky is the shuttle? Hard to tell, hay mucha gente que tiene muchas dudas sobre esta cifra.
De hecho la decisión de lanzar se tomó en contra de la opinión del ingeniero jefe y del responsable de seguridad de las misiones de la agencia, lo que obligó a la NASA a justificar la decisión unos días después, y hoy mismo se ha sabido que Charles Camarda, uno de los máximos responsables de ingeniería de la agencia y miembro de la tripulación de la misión STS-114 ha sido apartado fulminantemente de su cargo, aunque las razones no están nada claras: NASA engineering official reassigned.
La cuenta atrás para el lanzamiento comienza mañana por la noche.