Por @Alvy — 4 de junio de 2010
Creo que es artificial… De la mejor calidad, un producto superior… Sí, aquí está el número de serie…

Blade Runner (1982)

Codigo-Brunner

Craig Venter y su equipo han incluido una especie de mensaje secreto, «huevo de pascua» o marca de agua en la «célula de vida sintética» cuya «creación» anunciaron recientemente. Tal y como cuentan en Popular Science, para codificar el mensaje se utilizan las cuatro bases del ADN: adenina, timina, citosina y guanina (A T C G) y un código que se basa en una equivalencia entre el orden de dichas bases y 20 letras del alfabeto (para abreviar algunas letras no se usan y otras están simplificadas a una sola, como U/V).

Uno de los tres mensajes incluidos en el ADN de la célula es

TO LIVE, TO ERR, TO FALL, TO TRIUMPH, TO RECREATE LIFE OUT OF LIFE

que podría traducirse por

VIVIR, ERRAR, CAER, TRIUNFAR, RECREAR LA VIDA A PARTIR DE LA VIDA

que es una frase de una obra de James Joyce.

Otro de los mensajes es una explicación de cómo funciona el propio código y el tercero y más geek de todos es una URL «secreta» que de momento es un reto para los más geeks, que deberían examinar todo el ADN de la célula y decodificarlo para encontrar esa dirección, visitarla y demostrar así que han podido romper el código.

El código de la célula también lleva el nombre de Craig Venter y algunos de sus colaboradores, todo un «toque personal» a modo de firma del creador. Muy a lo Blade Runner aunque en vez de ser imágenes microscópicas fáciles de ver hay que secuenciar el ADN para encontrar los mensajes secretos.

Hay escenarios curiosos de ciencia-ficción sobre los que divagar y dejar volar la imaginación respecto a estos códigos y firmas: uno es un futuro en el que este tipo de células se ha extendido, pero nuestra civilización ha desaparecido. Otros seres podrían encontrar formas de vida y decodificar la firma (no sin ciertas dificultades idiomáticas, claro) para darse cuenta de que alguien la había creado. El otro es más inquietante todavía: que hoy en día se examinara el ADN de, qué se yo, un pato normal y corriente, y se encontraran firmas de este tipo procedentes del pasado. Aunque sería mejor todavía encontrar mensajes secretos en los confines de los dígitos de π, como propuso Carl Sagan en su novela Contact.

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