Por @Wicho — 18 de febrero de 2014

Poner a un astronauta en órbita no es precisamente barato, y un paseo espacial es además una actividad arriesgada, por lo que antes de salir del espacio han practicado una y otra vez los paseos espaciales, del orden de unas siete horas de práctica por cada hora real que está previsto que pasen en el espacio.

Además entrenan también una serie de tareas de contingencia por si acaso, que si bien no están incluidas en ninguno de los paseos espaciales programados pueden ser necesarias, como por ejemplo cuando hubo que reparar el sistema de refrigeración del segmento estadounidense de la Estación Espacial Internacional.

Buena parte de este entrenamiento se lleva a cabo en el Neutral Buoyancy Laboratory en Houston, una piscina de 62 metros de largo, 31 de ancho, y 12,34 de profundidad que contiene 23,5 millones de litros de agua…

Así como reproducciones a escala 1:1 de varios módulos de la EEI, aunque a pesar de lo grande que es la piscina la Estación entera no cabría dentro de ella.

Los astronautas se meten en la piscina en trajes espaciales lastrados para contrarrestar perfectamente el empuje del agua y así simular de forma muy realista lo que es flotar en caída libre, aunque se nota la resistencia del agua y los astronautas no flotan dentro del traje, algo que pasa en el espacio.

La otra gran diferencia es que en la piscina del NBL al ponerse cabeza abajo se les va la sangre a la cabeza, algo que en el espacio no pasa y que hace que, curiosamente, en ese sentido sea más fácil trabajar en el espacio.

El entrenamiento para paseos espaciales en la Estación se completa en el Centro de Entrenamiento de Cosmonautas Gagarin y en el Centro Europeo de Astronautas, donde hay reproducciones del resto de los módulos.

Eso sí, si alguna vez tienes la oportunidad de visitar una de estas instalaciones, no les llames piscinas delante de los que trabajan en ellas, no les gusta nadita.

Los astronautas también se entrenan para los efectos de la gravedad mediante vuelos en caída libre, aunque dado que el tiempo durante el que se experimenta los efectos de la «ausencia» de gravedad son de unos 25 segundos su utilidad es más la de acostumbrarlos a sentirla que a que hagan ninguna tarea durante estos vuelos.

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